Con un pequeño,
Y tenue rayo de luz,
Que poco a poco,
Te va acariciando la cara,
Te despiertas cada mañana.
Te das la vuelta,
Y a tu izquierda,
El cuerpo inmóvil
Del que mueve tu vida.
Poco a poco,
Pasas tu mano
Por su cadera,
Y lentamente le abrazas,
Le acaricias,
Le besas la espalda.
De pronto, una pequeña
Silueta negra,
Se va acercando a tu cama.
Es tu criaturita,
La cual engendraste
Hace ya nueve años.
Ahora, te vas dando cuenta,
De que te estás haciendo viejo,
Y que debes aprovechar,
Todo el tiempo,
El cual, el viento,
Mueve cada momento.
Y es que, de lo mejor que te acuerdas,
No lo olvidas jamás,
Y es más,
Lo recuerdas, y lo recuerdas,
Y nunca lo olvidarás.

Trabajo original