¿Qué cuentan las Cuevas de Altamira? ¿Qué se ha encontrado en ellas? La réplica de las cuevas de Altamira es ya tan famosa como las propias cuevas. Pero lo más importante no es simplemente visitarlas.

Las Cuevas de Altamira están situadas en las inmediaciones de Santillana del Mar. Pertenecen al Paleolítico, y junto con las de Dordoña y Ariège reúnen la mayor concentración de arte parietal paleolítico del continente.

Fueron descubiertas por Marcelino Sanz de Sautuola en 1879 y se las reconoce como la «Capilla Sixtina del arte paleolítico». Se cree que estas cuevas pudieran tener entre 13.500 y 14.700 años de antigüedad.

Gracias a los hallazgos de la cueva, hemos podido conocer como vivían los cántabros hace miles de años. La cueva nos ha descubierto cómo eran las personas, sus rasgos físicos, sus ritos, su modo de vida en general.

Dentro de la cueva han vivido diferentes familias en diferentes épocas. Dado el clima de la zona donde está situada la cueva y en la cual nos encontramos los cántabros, nuestros hombres del paleolítico murieron congelados de frío y la entrada a la cueva se taponó con las rocas que había caído sobre ella. A pesar de eso, hemos podido conocer infinidad de cosas sobre ellos.

Vivían en familia, todos juntos en la cueva y siempre, en todos los casos, era el hombre el que mandaba dentro de la tribu. Los hombres eran los encargados de salir a cazar los animales que más tarde comerían. También se cree que ellos fueron los causantes de las maravillosas pinturas que encontramos reflejadas en el techo de la cueva.

Las mujeres eran las encargadas de preparar los animales para después comerlos y de cuidar de los niños de la tribu aunque no fuesen sus hijos. En lo que se refiere a los ritos, ya los hombres del paleolítico enterraban a sus muertos cómo lo hacemos hoy en día.

Dentro de la cueva hay una sala que es la más especial de todas, la sala de los policromos. Esta es la sala en la que están pintados los famosos bisontes de las cuevas e incluso encontramos algún ejemplar de caballos. Estos animales estaban pintados con sangre, tierra y otros materiales que aplicaban a los relieves de la cueva para conseguir dar más énfasis a las pinturas. Todos los materiales se mezclaban en huesos y conchas y se pintaba con la mano.

Por todas estas características Sautuola le dio tanta importancia a las cuevas rupestres, pero en un primer momento le rechazaron los documentos que tenía para exponer que esa cueva era una de las más importantes del continente. Al final, los otros investigadores se dieron cuenta de que realmente estas maravillosas pinturas tendrían que darse a conocer en todo el mundo para que llegasen a ser la más famosas.

Las personas que estaban interesadas en conocer las cuevas no tenían ningún problema y estas visitas se fueron masificando hasta que llegó un punto en el cual nadie podría entrar a verlas por la cantidad de afluencia de público y por el peligro de llegar a perder las pinturas.

Tras un tiempo entrando incluso mil personas diarias en la cueva, los encargados de la conservación de esta tomaron la decisión de que sólo pasarían grupo de cinco personas, por lo que la demanda de poder visitarlas llevó a los directores de esta a poner un remedio a el problema. Se decidió hacer una réplica copiando milímetro a milímetro la cueva original.

En este momento se ha conseguido que millones de persones visiten la réplica de las cuevas de Altamira y que cada día que pasa estas cuevas sean más famosos.

Trabajo original