Una alumna del IES José Hierro muestra su oposición a las construcciones que destrozan bosques y campos de Cantabria a través de una carta supuestamente escrita por un árbol de Oruña de Piélagos a su alcalde.

Oruña de Piélagos, a 7 de Octubre de 1997

Estimado señor «alcalde»:

Me dirijo a usted para mostrarle el dolor que sentimos toda la arboleda del pueblo, por sus comienzos de excavaciones.
El pasado martes una chica dolida y llorosa vino a mí (como tantas veces, vino a revelarme sus temores e ilusiones) y esta vez no era para ninguna de esas cosas, sino para revelarme que estábamos en peligro y decirme que no dejase que destrozasen el bosque en el que pasa horas, sola y con sus pequeños amigos, jugando, que no dejase que descubriesen el tesoro enterrado en mis raíces …

Como puede ver, es la vida de unos niños; a los que quizás cuando crezcan no les importemos demasiado; pero también es la vida de una naturaleza creada antes que usted mismo … ¡y que yo! ; pero mis anteriores me destinaron esta época, en la que personas como usted no valoran lo natural, lo que en un principio del mundo se creó.

En sus proyectos sólo existe la palabra riqueza y más riqueza material. ¿No cree que árboles centenarios como yo, y otros que podrían llegar a serlo, tienen derecho a vivir?,
¿a dar ilusiones?, ¿a crear un mundo natural y sano?.

Piense que si los animalitos del bosque no tienen árboles, hierba que comer y vida vegetal: desaparecerán.
Que si todos los pueblos se convierten en ciudad, empezarán a construirse edificios cada vez más altos, y habrá un día en el que ya no veremos águilas en vuelo, ni serpientes por el suelo y ni siquiera el color que mañana habrá en el cielo.
Piense que las personas agotadas del trabajo, del estrés de la ciudad, ya no tendrán un sitio donde escapar y relajarse. Y este agotamiento físico y psíquico llevará a acabar con la Humanidad; y todo, por borrar lo que fue un principio.

Si el principio acaba será el fin.

 

Trabajo original