28 de octubre de 1999, fecha del fallecimiento de unos de los mejores poetas que ha dado la literatura española y fecha también de la muerte de un siglo, el siglo XX que sin duda alguna encarna este personaje, Don Rafael Alberti.
Haciendo un repaso a la vida de este autor universal podemos observar todos los cambios que se han producido, particularmente en España, en este alterado siglo.
Cuando sólo contaba con 15 años Alberti, tras haberse mudado a Madrid, fue testigo de las tensiones existentes en el país con motivo de la Primera Guerra Mundial en la que España se declaró neutral.
Años más tarde en 1925 se le concedió el Premio Nacional de Literatura en tiempos de su primer dictador, Primo de Rivera, quien dirigió el país tras el golpe de Estado del 13 de Septiembre de 1923 hasta su dimisión en 1930, éstos fueron también los tiempos de sus primeras conspiraciones contra la Dictadura.
Alberti estuvo fuertemente influenciado por el Comunismo a consecuencia de su estancia de tres meses en la entonces llamada Unión Soviética y vivió siempre de acuerdo con esta ideología y fiel a sus principios. Fue partidario de la causa republicana y miembro del Partido Comunista, en el que ingresó en 1931.
Suya fue la operación de protección de los cuadros del Prado por los bombardeos en Madrid perteneciendo en esa época a la Alianza de Intelectuales Antifascistas.
El 7 de Noviembre de 1936 salió al balcón de Unión Radio-Radio Madrid (hoy radio SER) a pronunciar un discurso, una llamada a la resistencia de Madrid frente al ataque de las tropas nacionalistas.
Durante la cruenta Guerra Civil (1936-1939) participó en la campaña por el Frente Popular y ocupó diversos cargos culturales.
Rafael Alberti, finalizada la guerra con victoria del frente nacional, inicia su exilio en 1936, exilio que le llevó a Francia, donde residió hasta que de nuevo las sirenas anunciaron el comienzo de la II Guerra Mundial.
Nueva guerra y nuevo exilio. Buenos Aires, Roma, otra vez Buenos Aires… casi treinta años de exilio en total en los que se convirtió en uno de los símbolos de la otra España.
Tuvo que esperar a la muerte de Franco en 1975 para poder volver y aún tardo unos años más en hacerlo, en 1997 pisó de nuevo territorio español entre el clamor de multitudes reunidas para recibir de nuevo al poeta en la calle.
Algo había cambiado, ya estábamos, de verdad, en la Transición.
Tras su retorno fue elegido diputado por el Partido Comunista y fue candidato al Congreso. Su enfermedad le hizo alejarse de la escena política y proceder a su retiro en su Puerto de Santa María reencontrándose de nuevo con su viejo amor, el mar.
El pasado 28 de octubre la muerte llamó a su puerta y él la dejó pasar para que su voz muerta en tierra fuera llevada, como siempre deseó, al nivel del mar.