La mayoría de los jóvenes salen por la noche y duermen por el día. Esto ocurre cada fin de semana. La noche es un símbolo de libertad para poder divertirse, desconectar, estar con los amigos y romper con la rigidez, sobre todo horaria, de los días de labor. Por ellos muchos duermen por el día para salir por la noche. Ante la temida frase de la juventud «Salgo esta noche», ¿qué pueden hacer los padres?

Los padres sufren, ya que la vida nocturna es muy peligrosa, drogas, alcohol, sexo…. Por ello es normal la preocupación de los padres sabiendo que sus hijos están fuera a las tantas de la noche pero han de pensar que ellos hicieron lo mismo cuando tenían su edad, y por lo tanto han de confiar en ellos.

Pero la noche tiene muchas cosas más; también se debe hacer mención de la relación de los jóvenes con la música, con los medios audiovisuales y con la violencia. La clave para tener éxito con los hijos, en este y en otros temas, es la comunicación y el afecto.

Se califica como destructiva a la música de ritmo excitante cuya letra trata temas peligrosos y que afectan a la sociedad. Ahí tenemos como ejemplo vívido la popularidad de Eminem, Janet Jackson. Esta es la música que los adolescentes de hoy escuchamos en la radio y en las discotecas; los discos y vídeos musicales de pop, rap, rock, que se compra.

La letra de música como vehículo de expresión romántica o sexual no es nada nuevo, desde las apasionadas óperas del siglo pasado hasta los Rolling Stones, pero todos están de acuerdo en que las letras se han vuelto más crudas, más explícitas, más violentas. Esto es algo normal porque todo cambia, el mundo va evolucionando y surgen cosas nuevas, no nos podemos estancar siempre en el mismo estilo de vida. Lo que pasa es que los padres no aceptan que sus hijos vayan creciendo y ya no puedan controlarles como cuando eran pequeños.

Las canciones populares siempre han jugado un papel importante en el aprendizaje de la juventud y en la comunicación de la cultura. Los niños aprenden de los modelos que ven y que escuchan. No todos lo padres tienen grandes conocimientos sobre el ingles, y los que lo tienen desconocen las frases que salen disparadas con rapidez de los estribillos de las canciones. Por esto es mucho más difícil porque no entienden nada. Algunos padres ni siquiera quieren saber.

Compartir los gustos musicales entre las generaciones puede ser una experiencia agradable. Hay muchos padres e hijos disfrutan de los Beattles, Elton John, e incluso han asistido juntos a los conciertos de los Rolling Stones y muchos otros grupos de rock and roll de la pasada generación. Pero también la música con frecuencia es una parte muy importante del mundo privado del adolescente.

Yo creo que es normal que queramos escuchar sus canciones solos, sin la presencia de adultos, especialmente los padres.

Como conclusión, lo que está claro es que se trata de un equilibrio muy delicado. Por un lado, deben respetar el deseo de privacidad de los hijos y por otro, no olvidar que aún tienen el control sobre ellos y pueden ser firmes sobre lo que ven y lo que oyen, siempre ayudándolos a comprender e identificar la música o los vídeos potencialmente destructivos. Una discusión abierta y franca, sin críticas, puede ser de gran ayuda. Pero no es fácil.

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