Hace algunas semanas se publicó un artículo en ‘El Diario Montañés’ sobre el llamado ‘Caso Miguelín’, la historia de un joven de 20 años con trastorno de personalidad que permanece en la Prisión Provincial aunque un juez determinó que debe cumplir su condena en un centro especializado.

Para los que no sepan nada sobre este vecino de Cantabria les informo a continuación: Miguel Ángel Carral Martínez era un niño de 6 años que iba en bicicleta por la acera de una urbanización privada donde vivía con sus padres cuando su vida cambió irremediablemente. Un conductor borracho se metió en la acera, atropellándolo brutalmente y dejándolo en un estado de coma. Después de unos 2 meses, los médicos creyeron que quedaría en estado vegetal para siempre. Gracias al apoyo incondicional y los recursos aportados por sus padres el niño se recuperó, pero a la edad de 14 años aparecieron síntomas de trastornos de personalidad y alteraciones del comportamiento que reflejaban la lesión cerebral de Miguel.

Entonces empezaron los problemas. ‘Miguelín’, debido a su falta de personalidad, se dejaba arrastrar por cualquiera y cierto día un chico bastante avispado hizo una apuesta con él. ‘Miguelín’ cogió el coche de un vecino que, «casualmente», tenía problemas con los seguros. Y «casualmente» el coche tenía las llaves puestas. Ahora me pregunto ¿quién fue el responsable? Opino que una persona con un problema mental que se deja inducir por otra de malas intenciones merece toda nuestra compasión. ¿Debería recibir castigo aquel que se aprovecha de un enfermo de este tipo? En mi modesta opinión sí.

Al coger el coche, ‘Miguelín’ sufrió un segundo accidente que agravó su estado. El tratamiento que recibía hasta entonces se convirtió en insuficiente. Sus padres solicitaron una plaza en el centro ‘Los delfines’, en Medina de Pomar (Burgos). El centro no quiere a ‘Miguelín’, pero si abonan cierta cantidad de dinero sí tendrá plaza. Sinceramente no debería permitirse que la gente se aproveche económicamente de esa forma de las enfermedades de las personas. Si alguien tiene tal enfermedad debería ayudársele y punto, ofreciéndole todos los medios al alcance. Durante todo este proceso ‘Miguelín’ va a la cárcel por unos robos menores cuyas víctimas no recuerdan con miedo sino más bien con pena, tal es el estado del chico. Los jueces han reconocido a ‘Miguelín’ como un enfermo mental, no como un delincuente, y ordenan su ingreso en el centro ‘Los delfines’ que le rechaza y como consecuencia ‘Miguelín’ continúa en la cárcel, donde ha sido violado y humillado. ¿Qué clase de justicia es ésta que mete en la cárcel a un enfermo en vez de procurarle ayuda?.

En el siglo XXI puedes estar localizado en cualquier parte del globo y los ricos se meten en salas antigravedad para divertirse, pero una persona enferma tiene que estar en la cárcel hasta que una justicia ralentizada decida qué hacer con él… Personalmente creo que se podría hacer bastante más por él. La gran mayoría de los presos se ha solidarizado con ‘Miguelín’ y ha firmado un escrito para pedir que le saquen de la cárcel y le lleven a un lugar apropiado para tratar su enfermedad. Opinan que ‘Miguelín’ no paga su deuda con la sociedad en la cárcel. Allí sólo empeorará su estado y se ejercerán sobre él muchas malas influencias.

Es totalmente inadmisible encerrar con delincuentes y posiblemente drogas a un chico que precisamente tiene problemas debido a un trastorno de personalidad. ¿Por qué ‘Miguelín’ no puede tener la ayuda que necesita? Sin duda en estos casos el gobierno debería prestarle la ayuda necesaria, en especial económicamente, para su traslado a un centro que pueda ayudarle. Creo que el bienestar y, en especial, la salud (tanto física como mental) de los ciudadanos deberían ser lo primero para todos y tal vez entre todos podamos hacer algo para ayudar a que finalmente ‘Miguelín’ cuente con la ayuda que necesita. Pero la decisión final se encuentra en la justicia que se está tomando un tiempo precioso para ¡por fin! hacer algo con el joven. Para colmo, para lo único que han recibido noticias del Ayuntamiento de Santa Cruz de Bezana los padres de ‘Miguelín’ es para mandarle a la cárcel a éste una multa de 180 euros por beber en la calle.

A un chico al que han atropellado y arruinado la vida, han utilizado, violado sus derechos y se han burlado, le castigan tomándose todo el tiempo del mundo para sacarle de la cárcel. Sin embargo, qué rápida es nuestra justicia para hacer llegar multas a casa por beber en la calle o ir 5 kilómetros de velocidad por encima del límite establecido. Mientras tanto ‘Miguelín’ se encuentra en la sección de menores, con los reclusos de entre 18 y 21 años. Según las últimas noticias que publicaban los medios regionales, las autoridades siguen sus gestiones para encontrar una solución digna y eficaz al caso. Tal vez para cuando se tome una decisión y se lleve a cabo sea demasiado tarde para Miguel… En el futuro lo sabremos. Lo que nunca sabremos es qué maldito destino trunca la vida de una persona de manera tan insultante e impune y qué perversa justicia permite a un desalmado romper los sueños depositados por una familia entre los brazos y las miradas de su hijo.

Trabajo original