Un grupo de alumnos del Instituto Valle del Saja de Cabezón de la Sal descubrieron los secretos y entresijos que deben conocer el consumidor en una visita a la Escuela Europea de Consumidores.
Los alumnos de las asignaturas de Transición y Alimentación del IES Valle del Saja nos dirigimos el pasado 14 de enero, a las 9:20 de la mañana, a la Escuela Europea de Consumidores situada en Santander.
Cuando llegamos allí nos recibieron dos monitoras, nos dividieron en dos grupos dependiendo de la asignatura, por una parte los de Transición y por otra parte los de Alimentación.
A los alumnos de Transición nos llevaron a una sala en la que había:
- Baldes con agua, restos de papeles y disolvente.
- Planchas: que consistían en una rejilla y dos marcos.
- Planchas para seguidamente poder planchar el papel.
REALIZACIÓN DEL PAPEL
Lo primero que hicimos fue remover la masa; después, meter las plantillas en la masa, escurrimos el agua, lo sacamos y lo pusimos en la bayeta, quitamos el marco, le dimos la vuelta, escurrimos el agua con otra bayeta limpia y quitamos la rejilla poco a poco, lo metimos en una hoja de periódico para seguidamente plancharlo.
Mientras nuestros compañeros acababan de planchar, la monitora nos separó en dos grupos y nos iba realizando unas serie de preguntas a las que nosotros teníamos que responder correctamente.
Cuando acabamos en esta sala, nuestro grupo se dirigió a la segunda sala, en la cual nos sentamos en dos grupos. La monitora nos mostró tres bolsas de patatas con diferentes marcas; este ejercicio consistía en elegir una marca, luego nos puso tres platos donde debíamos probar las diferentes marcas de patatas. Una vez probadas, nos mandaron vendarnos los ojos y nuestros compañeros debían darnos una patata de las diferentes marcas. Seguidamente debíamos apuntar en una hoja cual nos había gustado más.
La conclusión de este ejercicio fue que nos fiamos de la marca y del aspecto antes que del sabor.
A continuación, la monitora nos hizo un test con la definición de cosas comunes que solemos utilizar. Nosotros, en nuestra hoja, debíamos poner el nombre del producto al que se refería, pero en realidad lo que escribíamos era la marca más famosa del producto. Como por ejemplo: el chupa chups no se llama así, sino caramelo con palo.
Por último, la monitora nos demostró, con unas muestras de jamón york y mortadela, cómo podemos saber si un alimento lleva demasiado aditivo o la cantidad necesaria. Para ello la monitora echó una gota de mercromina (mercurio); si el producto lo llevaba, los alimentos se ponían negros, entonces podemos demostrar que nos están vendiendo carne por vegetales.
Éste fue el último ejercicio que realizamos, seguidamente cogimos el tren para volvernos para casa.
Esta experiencia nos ha servido para darnos cuenta de que al consumir, en este caso papel, estamos maltratando el medio ambiente, pues no sabemos reciclar, dado que compramos papel nuevo en vez de reciclado. Tenemos que tener en cuenta que al no reciclar, destruimos el medio ambiente y que, una vez maltratado, no lo podemos recuperar.
Respecto a los de las marcas de patatas, hemos llegado a la conclusión de que a la hora de comprar nos fijamos antes en el aspecto de las bolsas y en las marcas, antes que en el sabor del producto antes nombrado.