El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Dos alumnas del IES Valle de Camargo han realizado un power point en el que cuentan el origen de la elección de este día. Por su parte, Jessica opina sobre la situación actual de la mujer en el trabajo.

SOBRE LA MUJER TRABAJADORA
Por Jessica Pérez González

Hoy en día, la mujer se está incorporado al mundo laboral. A partir de 1975 aumentó la incorporación de las mujeres en el trabajo. Tradicionalmente la mujer (siempre trabajadora) tenía que cuidar de los hijos, mantener un hogar, … y no podía ni plantearse acceder a un trabajo fijo y remunerado; en cambio, en la actualidad la incorporación de la mujer al trabajo ha supuesto muchos cambios sociales importantes, entre ellos el descenso de la natalidad. Todavía, no obstante, no se ha conseguido plena igualdad en el acceso al mercado laboral y se pide la figura masculina para trabajos de ‘más responsabilidad’.

Las mujeres tienen una fuerte presencia en las universidades, y hay profesiones donde casi están en igualdad de condiciones, como la administración pública, la sanidad, la educación. La tasa de inactividad de nuestro país ha ido descendiendo en términos relativos desde 1987 y el factor definitivo ha sido la creciente incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar, aunque todavía es menor que en otros países desarrollados. La tasa de actividad femenina, partiendo de cifras reducidas ha ido aumentando. La progresiva incorporación de la mujer al trabajo se ha visto facilitada por razones ideológicas (cambio de mentalidad sobre su papel en la sociedad), demográficas (control de la natalidad) y económicas (proceso de terciarización que crea empleos). Las mayores tasas de actividad para las mujeres se encuentran entre los 20 y 24. La caída posterior obedece a la formación de familias, que lleva a muchas mujeres a abandonar el trabajo, dada la escasez de empleos a tiempo parciales y de guarderías a precios asequibles.

Aunque se ha avanzado mucho, y las leyes amparan la igualdad, de hecho se necesita un cambio sociocultural para que la mujer no tenga que renunciar a la maternidad, la familia y el hogar… es decir para lograr la plena conciliación de la vida familiar y laboral. Y se necesita ese cambio (y costará conseguirlo) porque los hombres han de interpretar que también los hijos y el hogar son cosa suya y que el sostenimiento económico de la familia ya es compartido.

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