La historia se repite en Kósovo, donde vuelven a pisar la misma piedra. Los serbios llaman a los kosovares extranjeros y bárbaros. Además creen que su cultura es inferior.
En su descenso hacia el sur los serbios se enfrentan con los kosovares, pueblo del sur de Europa que habitaban en tierras serbias.
Los serbios al ser más poderosos y estar en su país, discriminan y matan a los kosovares. La llegada de las tropas de tierra de Milósevic provoca los mayores movimientos de la población, y los kosovares tuvieron que refugiarse en territorios extranjeros cercanos, como Macedonia.
Con el fin de facilitar la administración y la defensa de la Unión Europea, la OTAN quiere una salida negociable y los kosovares puedan regresar a sus casas y dividir Yugoslavia en Kósovo por una parte, y por otra Serbia. Aunque ya se han creado tantas diferencias y rivalidades, que ya casi no existen posibilidades de una posible tregua. Hay veces, que es mejor no cerrar la herida, que cerrarla mal.
Si no consiguen un acuerdo con el que tanto Serbia como Kósovo y Albania, queden satisfechos y en paz, la guerra nunca acabará. Porque ahora luchan auténticos soldados, pero cuando pase, y la OTAN no se meta, dará paso a la guerrilla y a los paramilitares. Y siempre, siempre pensaré, que hay muchas más soluciones que la guerra. Y que el hombre, es el único animal, que tropieza dos veces con la misma piedra. El problema, es que hemos tropezado tres veces; una con los germanos, otra en Bosnia, y por último, en Kósovo. ¿Esto significa, que ya no somos hombres?