¿Una voz que explica una vida? o, por el contrario, ¿una vida que explica una voz?. En el caso de Janis Joplin, una de las primeras mujeres blancas considerada ‘estrella del rock’, sería muy difícil decantarse por una de las dos opciones.
Janis Joplin representaba un símbolo de la contracultura en aquellos años 60. Poseía una voz particular, atormentada, que radiaba soledad por los cuatro costados; te transportaba a un mundo salvaje, oscuro y hacía que despertase en ti una sensación de libertad prácticamente indescriptible, aparte de su original, exclusivo, personal y estrafalario vestuario.
Pero, ¿qué es lo que le marcó a esta voz en su vida? Se dice que era un chica muy acomplejada, introvertida y un tanto austera, y la popularidad entre sus compañeros no iba con ella.
La bebida se coló en su adolescencia y la acompañó durante el resto de su vida. Las drogas jugarían un papel crucial, primero las anfetaminas para aguantar el ritmo cuando cantaba en los bares para ganarse la vida, después el speed para más tarde terminar con la heroína, a la que se hizo adicta en 1968. En una de sus peores etapas llegó a pesar 35 kilos.
En el terreno amoroso, un tal J.P. con el que se iba a casar la abandonó y esto marcaría aún más su carácter y acrecentaría su sentimiento de soledad (en sus entrevistas explicaba que pasaba unas pocas horas o minutos con 25.000 personas y que después se volvía a casa sola).
Sus padres siempre habían querido que hubiese sido maestra. Frases como «ojalá no hubieras nacido» tuvo que escuchar de la boca de su madre cuando quiso volver a su pueblo como estrella del rock, en el que no fue muy bien recibida.
Con su banda se codeó con grandes nombres como Jimi Hendrix, Canned Heat, The Who, The Byrds u Otis Redding.
Tras una jornada de grabación, concretamente el 4 de octubre de 1970, se fue de copas y se emborrachó. Según las explicaciones del médico forense murió de sobredosis de heroína, aunque su cuerpo fue descubierto unas 18 horas después.
Existen muchos mitos acerca de quién estuvo en esa habitación con ella o quién no pudo estar, a lo que los medios de comunicación respondieron añadiendo más misterio al asunto al igual que hicieron con otras muertes dramáticas de músicos tales como Jimi Hendrix o Jim Morrison.
Sea como sea, este ruidoso y viejo motor queda claro que era especial. Así lo demuestran los 600 dólares que dejó en testamento a sus amigos para que celebrasen su muerte con una fiesta salvaje…