La fuerte influencia anglosajona está produciendo una verdadera invasión que está acabando con muchas de nuestras costumbres e implantando otras muchas que perjudican nuestra calidad de vida. Así lo manifesta este alumno para quien la globalización cultural está provocando la desaparición de los rasgos distintivos de nuestra cultura.
Es habitual en nuestros días, escuchar en los diversos medios de comunicación, las continuas críticas de determinados sectores de la sociedad española en contra del «imperialismo» norteamericano.
¡Pero si tan antiamericanos somos, podríamos demostrarlo mejor! La invasión «yanqui» no sólo es aquella con la que continuamente nos bombardean por la televisión, también en mi opinión, existe una gran invasión cultural motivada por los intereses de las grandes multinacionales estadounidenses que están eliminando determinados rasgos distintivos de nuestra forma de vida.
Recientemente las estadísticas han revelado que cerca del 80% de las películas que vemos los españoles en el cine a lo largo de un año son «made in USA». Verdaderamente es un dato entristecedor y lo es más si descubres que un gran numero de películas españolas ni siquiera salen a las carteleras ya que los filmes de las factorías hollywoodienses las relegan irremediablemente al fracaso comercial.
Sería lógico pensar que esta superioridad en cuanto a la recaudación podría traducirse en una diferencia abrumadora de calidad, pero la mayoría de la crítica coincide en señalar que sencillamente los españoles apreciamos más los efectos especiales que una buena película.
Pero esta fuerte influencia, no sólo afecta al mundo del celuloide, sino que está presente en muchos ámbitos de nuestra vida.
En numerosas ocasiones, muchos de los comportamientos que adoptamos o importamos, lejos de mejorar nuestra existencia, favorecen la aparición de trastornos asociados a la vida ajetreada y al abuso del consumo de productos alimenticios que están lejos de tener la calidad de la que presumen los que se encuentran dentro de la dieta mediterránea.
Es frecuente encontrar por toda la geografía española los McDonald´s o Burger King, que sacian nuestra hambre a base de una comida rápida cuyos ingredientes no acertamos a adivinar.
Y ya es desmedida la influencia anglosajona en nuestro lenguaje cotidiano. Es realmente impresionante la cantidad de palabras que hemos acogido. Además estos préstamos en la mayoría de las ocasiones no están justificados ya que el léxico castellano es lo suficientemente rico como para no necesitar de estas adquisiciones. Recientemente Carlos Herrera denunciaba este fenómeno: «¿Quién haciendo zapping en la TV no ha visto a una Top-model, cuyo manager desmentía que se había hecho un lifting?, hace 20 años ninguno de nosotros hubiéramos entendido esta cuestión».
Es indudable que la influencia anglosajona sobre nuestras costumbres cada vez es mayor, y cada vez dudo más de los efectos beneficiosos de esta globalización cultural que pronto borrara el legado de nuestros antepasados y la riqueza que constituía la diferencia entre los distintos pueblos.