Gran Hermano, el programa de más audiencia en la televisión, se define aquí como «un hito en la histeria de la telebasura». Tal vez, tras leer este artículo en el que se recomienda la lectura de varios libros -entre ellos ‘1984’ de Orwell- todos hagamos una importante reflexión.
No, no voy a hablar de ello… Me lo había prometido a mi misma; pero no lo puedo evitar. Sé que la mejor antipropaganda es no hablar de ello, olvidarlo cuanto antes; y que con el tiempo, pasará al olvido como tantos otros programas. Pero no lo puedo evitar.
No puedo, ni quiero creer, que compañeros, amigos, y millones de personas en toda España, y parte del extranjero estén tragándose diariamente ración doble de esa falacia llamada ‘El Gran Hermano’ y encima, algunos de ellos quieran ir. Y lo que realmente me fascina es que todos los que lo ven, luego no dejan de comentarlo, como si fueran hazañas lo que ese grupo de personas está haciendo allí. Incluso los etiquetan como a los productos en un supermercado. El bueno, el feo, el malo.
¿Por qué juzgar a la gente sin conocerla? Es algo que se suele hacer. Es más fácil y divertido poner la etiqueta y criticar, que desde fuera se ve todo muy sencillo. Cuando muchos de los que se quejan del comportamiento de los concursantes, de seguro habrían hecho lo mismo. Porque hay que recordar lo que son, concursantes. Y que hay veinte millones de pesetas por medio, y poderoso caballero es Don Dinero, que aquí el que no corre, vuela. ¿Hay que liarse con fulanito/menganita para dar espectáculo? Se hace. ¿Hay que poner a todos en contra de uno? Se hace. Porque precisamente la única baza con la que cuentan los concursantes, es el morbo. Y esa es la razón por la que ‘todo el mundo’ lo ve (el colmo es que además paguen por ello).
Y lo más gracioso es cuando se escudan en que el programa, en realidad es educativo, con contenidos psicosociológicos, etc, etc. Ya, por eso les veo a todos haciendo tesis doctorales.
Lo más parecido que tiene ‘El Gran Hermano’ con un documental, es que los personajes son similares a hámsters dando vueltas constantemente en una rueda. Son predecibles. Han sido escogidos para dar unas respuestas escritas previamente en un guión, al Gran Hermano no va cualquiera, va el que se puede controlar y el que da espectáculo seguro. Y eso ya no es espontáneo, ni natural, ni humano, ni verdadero. Porque en ninguna casa la gente se comporta de esa forma. Y eso es lo que es, una casa, no un hogar, sobre todo desde el momento en el que se meten cámaras.
Y no hay que olvidar, que algo de montaje tiene, por no decir que todo. A ver quién se cree que la huerta de frutos, y las gallinas pongan huevos todos los días… ¿o es que los concursantes han tenido experiencia como avicultores? Las gallinas deberían estar muertas ya… Y los rumores sobre que parte de los concursantes, trabajaron como extras en la serie ‘Farmacia de guardia’ ¿cómo se explica?
En realidad, ‘El Gran Hermano’ es llevar el critiqueo de vecindario y los corrillos de marujas a escala nacional. Y lo único que enseña, son las miserias humanas, tanto dentro como fuera de la pantalla. Y que el primer día, somos todos muy majos y muy amiguetes, y después vienen las puñaladas por la espalda, los trapos sucios, las falsedades, y los rencores; porque ‘convivir’ o más bien ‘competir’ tantos meses por un buen pellizco, es difícil. Y exhibirlo, es denigrante.
‘El Gran Hermano’ nada tiene que ver con aquellas inocentes ‘cámaras ocultas’. El resto de las cadenas se apresurarán a copiar la fórmula de la gallina de los huevos de oro y dentro de muy poco el síndrome fraternal vendrá a revolcar la podredumbre de nuestras pantallas. Es un hito en la histeria de la telebasura.
¿Y qué será lo próximo? Miedo tengo, terror. En la película ‘El Show de Truman’ se narra la vida de un hombre, que desde que nace, es televisado continuamente, las 24 horas del día. Él no lo sabe; pero su familia, amigos, vecinos, novia, y demás, son meros actores. Es todo un montaje. Su propia vida es un experimento televisivo para ganar audiencia y dinero.
En realidad, el término ‘Gran Hermano’ se utiliza por primera vez en la novela de George Orwell, ‘1984’ y que aprovecho para recomendar tanto a detractores como adictos, al susodicho programa. Y lo cierto, es que el ‘Gran Hermano’ de Orwell no tiene nada que ver con el de televisión, y por lo menos, de eso me alegro. El verdadero Gran Hermano, es el ojo del fascismo, de los gobiernos totalitarios, del caudillo ‘benefactor’, que vela día y noche por la ‘felicidad’ de sus súbditos… es el ojo que todo lo ve, que todo lo sabe, que constantemente te observa. Esa pesadilla camuflada con carisma familiar y mentiras, es la metáfora del dictador, el líder inexorable, del que no se puede escapar. Y doy gracias a Dios o lo que sea, de que nuestro ‘Gran hermano’ aún no sea el original. Porque nadie nos asegura que las cosas se desmadren.
Y ya no hablo sólo del ‘Gran hermano’ o posibles clónicos, si no de noticias de hace meses en la prensa y de la ciencia-ficción. Porque una de las características de ese género es que igual pasado mañana deja de ser ficción para hacerse realidad.
Y, sería monstruoso levantarse un día por la mañana y descubrir que todo es mentira, como Truman.
En The Matrix, un hombre descubre que la realidad es sólo una ilusión, una imagen superflua y artificial generada por un programa informático; como las sombras proyectadas en el Mito de la Caverna de Platón.
En El mundo Feliz, de Aldous Huxley, los hombres ya ni siquiera tienen libertad para nacer o escoger una vida, porque desde el principio son diseñados por ingenieros genéticos y su trayectoria está prescrita, como en un guión…
O tal vez La vida es sueño, como bien escribió Calderón de la Barca.
Quizá parezca que estoy yendo demasiado lejos, pero seguro que con un poco de tiempo, al menos la mitad de estas cosas empiezan a realizarse… El Gran Hermano solo ha sido un paso más hacia delante.
¿Y cómo saber que no se nos engaña? Nos vigilan. Hay ojos por todas partes. Lo último ha sido el MI5 británico, que siguiendo el ejemplo de los norteamericanos y su Echelon, se propone rastrear cualquier mensaje de correo electrónico PRIVADO sin permiso del usuario, para controlar el espionaje y el terrorismo y sus posibles usos y abusos de las nuevas tecnologías. Ya, claro. Según ellos para que vivamos más seguros; pero de mientras violan la privacidad del ciudadano. ¿Y para qué? Si una simple declaración de amor electrónica les rompe los esquemas…
Así que todos somos igual de vulnerables. El MI5 o cualquier persona. Mientras sigamos jugando a los espías unos con otros y metiéndonos en la vida de los demás. Y es que el ser humano es curioso por naturaleza, y por la boca muere el pez.
Sólo espero que haberme convencido a mí misma para escribir este artículo haya servido al menos para la toma de conciencia de algún lector. Que dejen de ver ‘El Gran Hermano’ (o demás telebasura) de contribuir a la ‘causa’; y se dediquen a la lectura de un buen libro, como por ejemplo, 1984.