‘El jardín de la amistad’ es un bonito cuento enviado desde el CP Cisneros que nos hará pensar en los peligros de la envidia.
Había una vez un jardín lleno de las más hermosas flores que jamás se habían visto. Entre ellas reinaba el buen humor y la amistad.
Era el lugar preferido de pequeños y mayores para pasear ya que se respiraba y se sentía un ambiente muy agradable. Estos eran momentos de alegría y de felicidad.
Un día una flor empezó a tener envidia de la belleza de su vecina que era una rosa llamada Graciosa y la acusó en público de no tener polen.
La rosa muy enojada y con la ayuda de su amiga la abeja consiguió una noche robarle el polen a todas las flores del jardín que se había reído de ella.
Desde este momento la flor envidiosa creó la discordia en aquél bello lugar y cuando llegaban los visitantes en vez de sentirse alegres y pasar un buen rato no hacían otra cosa si no discutir y criticar a los demás, ya que ahora este era el ambiente que este lugar desprendía y que se apoderaba de todos los que allí iban. Esto hizo además de deteriorarse las relaciones entre los amigos también se deteriorara el jardín ya que los niños se peleaban continuamente y no tenían cuidado en no estropear las flores.
La rosa Graciosa que además de bella y hermosa también era muy inteligente se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo: aquel jardín ahora parecía un desierto; ya hasta el sol se negaba enviarles sus rayos todas las horas del día.
Comprendió entonces lo importante que es la amistad y decidió devolver el polen que en su día cogió a sus compañeras y en el mismo instante en que ella pidió perdón y las demás reconocieron también su falta, se volvió a respirar en aquél lugar el ambiente que antes había: volvió a brillar el sol y pronto todas las flores se encontraron rodeadas de niños que jugaban y sin discutir y que cuidaban de no estropearlas y de mayores que conversaban y que pasaban horas muy agradables.