1999 será conocido en la historia como el año en que comenzó a ponerse en marcha la nueva moneda que unirá aún más a los países que componen ese gran mercado que forma la Unión Europea (UE): el euro.

Pero en esta nueva moneda única no estarán todos los países que actualmente componen la UE, pues algunos no consiguieron los requisitos para entrar y otros han preferido continuar con su moneda nacional, como es el caso de Reino Unido.

Alemania, Austria, Francia, Luxemburgo, Holanda, Irlanda, Finlandia, Bélgica, Italia, España y Portugal son los once países que a partir del año 2002 cambiarán definitivamente sus actuales monedas y billetes nacionales por un valor común: el euro.

Quedan, por tanto, menos de cuatro años para que se produzca un cambio radical en nuestra vida diaria. Nuestras compras, nuestros ingresos, los impuestos, los contratos de seguros, el resumen de cuentas bancarias, y todo cálculo monetario dejarán de hacerse y expresarse en pesetas; se harán y expresarán en euros.

Visto desde ahora, parece difícil hacerse a la idea de lo
que costará un artículo que viene marcado en 6,02 euros o saber
a cuánto equivaldría en euros algo que ahora vale mil pesetas, por lo que conviene ir realizando operaciones de cambio de monedas, teniendo en cuenta que actualmente, y por aproximación, un euro equivale a 168 pesetas.

Queda claro entonces que a partir del 2002, las generaciones venideras estudiarán la peseta como una moneda más dentro de las que se utilizaron a lo largo de nuestra Historia.

La peseta ha muerto… ¡Larga vida al euro!

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