La lonja de Santander y la fábrica de hielo que se encuentra al lado, situadas entre los barrios de Castilla-Hermida y Pesquero, han sido finalmente derruidas. La lonja quedó en desuso hace un tiempo, pero seguía en pie, a pesar de que estaba ruinosa y tenía grietas en sus paredes. También hay que decir que no quedaba ningún cristal intacto, ya que estaban destrozados, por no hablar de las luces, que estaban rotas del todo.
El caso es que cuando construyeron la lonja nueva, todos pensábamos que iba a ser mejor, pero cuando la ruinosa lonja empezó a afectar a la estética de la zona y a convertirse en un criadero de animales (cucarachas y ratas, entre otros), la polémica se desató y todo el mundo tenía tres preguntas básicas: ¿Derrumbarán la lonja? En caso afirmativo… ¿Cuándo lo harán? Y si lo hacen… ¿Qué construirán en su lugar?
Finalmente el derribo de la lonja comenzó y ya está terminando. Primero tiraron la fábrica de hielo y después prosiguieron con la lonja. Ahora la única pregunta que queda es ¿qué construirán en su lugar?
Los encargados del Puerto informaron de que, en principio, se quiere hacer un aparcamiento y una zona de paseo, con un carril para coches y otro peatonal en el que se incluye un carril bici, y añadir vegetación. También se ha pensado en fusionarle con el paseo marítimo, pero para eso es probable que tuvieran que quitar el edificio de la cruz roja, que se encuentra al lado del semáforo que conecta el barrio Castilla-Hermida con el barrio Pesquero.
La polémica, no obstante, fue muy intensa en el periodo de espera del derribo de la lonja y la fábrica de hielo, porque había gente en contra y gente a favor. En lo que la mayoría estaba de acuerdo es en que la lonja no podía permanecer en espera, por lo menos no a largo plazo, debido a los daños en la estructura y, en especial, a que era antiestético.