Llega el desenlace de ‘En busca del verdadero tesoro’, la historia de una niña de 12 años llamada Alison que vive en Sidney en el hotel de sus padres. La aventura comienza cuando viaja a Ecuador con su amigo Tom para visitar a una tía.

Se encaminaron a los Montes del Miedo, abandonando el bosque. Pronto las criaturas fantásticas desaparecieron de su vista, en su lugar la mañana se estaba oscureciendo y apareció una penumbra que inundaba el valle, una penumbra que ahorcaba al sol.

A, A, Alison -tartamudeó Tom- ¿No estamos ya?
Me temo que sí, Tom, me temo que sí …

El paisaje era… ¿Cómo describirlo? Dos montes donde se perdía la vista, un paisaje desolador, con falta de vida, ni un árbol, ni una flor…ni un alma.

¡Cuidado! -Anunció Alison- ¡Al suelo!.

Una bandada de murciélagos rabiosos los atacó, los chicos se alejaron corriendo de los murciélagos, pero estos persistían en atacarlos volando por encima de sus cabezas. Ellos se refugiaron en una cueva y golpeando piedra contra piedra, lograron encender un fueguecito muy acogedor.

Alison y Tom se encontraban cansados, hambrientos y asustados. En ese momento deseaban no haber emprendido nunca el viaje a los Montes del Miedo, es más, hasta se arrepentían de haber iniciado el viaje a Ecuador. Alison se sentía más culpable por haberse encaprichado en el viaje y haber metido a Tom en el rollo.

Tom– dijo Alison.
¿Qué?
Siento haberte metido en esto. Siento que todo es culpa mía, mira en que situación estamos.
No Alison, no es cierto, además si no hubiera ocurrido nunca nada de esto, no podría haber visto nunca las maravillas que he visto.

En ese momento se abrazaron y pasó corriendo por debajo de ellos un ratón.
Ajjj! -chillaron a coro- Cogiendo rosas empezaron a tirárselas a aquella criatura.
¡Basta, chicos, parad de malgastar vuestras armas en mí!
¿Quién eres?– preguntó Alison.
¿Qué quieres?– interrogó Tom.
Soy una criatura del bosque de las Mil Maravillas, he venido a ver cómo estáis.
No malgastéis vuestras rosas conmigo, puesto que a mí no me afectan. Vengo a daros un consejo «no durmáis».
¿Por qué?
Porque las criaturas de los sueños no pueden penetrar en estos montes. En su lugar existen unos dobles que os confundirían las ideas.
Basta con no hacerles caso.
No es posible, tienen una magia poderosa y os hechizarían.
-¿Por qué lo hacen?
-Para que no encontréis el verdadero tesoro de esta isla. Adiós, tengo que irme.
No desapareció envuelto en humo como el unicornio, sino que salió corriendo de la cueva.

Propongo que busquemos el verdadero tesoro, puesto que no podemos dormir, es lo correcto- corroboró Alison.
-Tienes razón-
contestó Tom– pero, ¿dónde buscaremos?.
-Tengo la corazonada de que se encuentra entre los dos montes.
-¿Cómo puedes saberlo?

Verás, los montes tienen acceso por todos los lugares menos por el medio, creo que debería encontrase en el lugar más protegido.

Tom cogió dos palos, los puso en el fuego y, en silencio, le entregó uno a Alison.
Buscaremos y encontraremos ese tesoro -afirmó Tom-. El lugar donde querían llegar era bastante complicado, lo tenían casi en sus manos, pero resultaba complicado.

Ya era muy avanzada la mañana, pero en los Montes del Miedo, casi no se notaba nada. Llegaron al medio, la bajada era rápida. No tenían ni pico ni pala, pero se pusieron a escarbar con las manos. Por fin encontraron un cofre en una cavidad muy honda. Llenos de entusiasmo y de alegría cavaron cada vez más rápido, pero entonces…

¿Cómo osáis intentar conseguir mi tesoro?- dijo una voz tenebrosa.
De repente los dos montes se levantaron y aparecieron dos gigantes con cuerpo y vestimenta negra. Los dos chicos se quedaron petrificados, no sabían como actuar.
Empezaron a tirar rosas y rosas, pero cuando se les terminaron no había nada más que hacer, cada uno se apoyaba en la espalda del otro, mirando a cada gigante que tenía enfrente.
Entonces Alison tuvo una idea.

Tom, toma este trozo de piedra, creo que es mágica. En efecto, así era, al juntar las dos piedras mágicas emitieron un brillo, entonces ese brillo se convirtió en una potente luz, esa luz salió disparada hacia cada monstruo, y esas criaturas comenzaron a dar gritos de dolor y se convirtieron en cenizas.
Alison y Tom cayeron de rodillas enfrente del cofre del tesoro.

Te cedo el honor -dijo Alison.
Las damas primero.
-Lo mejor será que lo abramos a la vez, así no habrá ningún problema.

Todo estaba listo, sus dedos inquietos levantaron la tapa y entonces…
Una luz salió disparada de su interior crispando el cielo y de repente, Mono y Papagayo salieron de su interior.
-Enhorabuena, lo habéis logrado.
-¿Qué hacéis vosotros aquí? –
Preguntó Alison.
-¿Cúal es el tesoro?-
se extrañó Tom.
Gracias a vosotros, nosotros por fin podemos ser reales, gracias -dijo Papagayo.
El tesoro es éste- explicó Mono -Siempre habéis tenido el tesoro, lo que ocurre es que no lo sabíais. El tesoro es vuestra amistad.
¿Nuestra amistad? -dijeron al unísono.
Sí, pero también podéis pedir un deseo, simplemente mirad al cielo y pedidlo.

Las criaturas de los sueños reales se fueron siguiendo la luz. Alison y Tom se abrazaron y estuvieron así por lo menos un cuarto de hora.

Oye Alison, tenían razón ¿Qué te parece si…?
Vale -respondió Alison- Criaturas de los sueños, pedimos que cuando cerremos los ojos aparezcamos en Ecuador.

En un abrir y cerrar de ojos se encontraron en el interior de una iglesia, entonces se escuchó:
Estamos aquí para conmemorar la muerte de Alison y Tom, dos muchachos a los que les quedaba toda una vida por delante.

Y que llegaron tarde a su propio funeral -sonrió Tom.
Sí eso dijo el cura– y que llegaron tarde a su propio ¡¡Eh!!….

Todo el mundo miró hacia atrás, Alison y Tom estaban en el pasillo de la iglesia. Los padres se abalanzaron sobre sus hijos y luego les preguntaron:

¿Cómo pudísteis sobrevivir?
-Comiendo mandarinas
-se rieron ellos.
Parece mentira –dijo la tía de Alison– Quien os entienda que os compre.

Así fue como Alison y Tom descubrieron que el tesoro más importante de esta vida es la amistad.

 

Final
 

Trabajo original