En esta visita educativa a Valderredible realizada por los alumnos de la Residencia Escolar de Viérnoles se refleja cómo la naturaleza ha contribuido a esculpir el subsuelo de esta comarca y ha producido verdaderos monumentos naturales.
El miércoles 6 de noviembre los compañeros que nos alojamos en la Residencia Escolar de Viérnoles disfrutamos de la tradicional jornada anual de excursión. Esta vez, el destino era Valderredible. Todos nosotros provenimos de zonas rurales del Occidente y del interior de Cantabria (Polientes, Puentenansa, Carmona, etc.), y se puede decir que ése es nuestro ámbito natural. Por ello, el estar en contacto con la naturaleza, aunque sólo sea por unas horas, nos sienta estupendamente.
El viaje de ida nos pareció un poco pesado y largo, y la mejor manera de evitar este tipo de molestias era fijarse en el paisaje que recorríamos. Un relieve muy variado y pedregoso; bastante diferente al que rodea el valle del Nansa, en donde yo tengo mis raíces. Los peñascos son enormes, y, si ponemos un poco de imaginación, podríamos adivinar hasta formas humanas y de animales en el relieve del terreno. La carretera es buena, aunque plagada de camiones que pasan en todas direcciones.
Pero el objetivo de la excursión es eminentemente cultural, y por ello tuvimos oportunidad de visitar diversos monumentos verdaderamente importantes de nuestro patrimonio cultural.
San Martín de Elines es un viejo monasterio casi desconocido y fundado posiblemente en los primeros tiempos de la repoblación medieval de Cantabria. Los primeros indicios de esta construcción están en un edificio mozárabe del siglo X. Todavía se pueden adivinar las ruinas en el muro que da al cementerio.
El templo tiene una sola nave, precedida de un crucero. La cabecera es semicircular y orientada hacia el Este, hacia Jerusalén como era obligatorio en todas las construcciones religiosas.
Al iniciarse en Cantabria el siglo XI, comenzó una etapa de expansión económica para los pequeños monasterios, que se convirtieron en importantes centros económicos y religiosos. En este contexto, se funda entre otros San Pedro de Cervatos. El conde de Castilla Sancho García lo cede a los monjes, y posteriormente se convertirá en Colegiata, gracias a las donaciones de los vecinos y a la concesión de privilegios por parte del Rey. Es precisamente en este momento cuando se erige un nuevo templo -el actual- de estilo románico, con una sola nave y un ábside semicircular. Sin embargo, lo que más nos llamó la atención en este convento es el tipo de iconografía utilizada, la mayoría de carácter un tanto obsceno o relacionado con la reproducción.
En relación con el arte religioso de esta zona de Valderredible u otras cercanas como Ruesga y Liébana, lo que más nos sorprendió fueron las llamadas ermitas rupestres, excavadas en piedra arenisca. Este tipo de material hace que las construcciones sean relativamente fáciles utilizando herramientas comunes. También en estos casos este tipo de edificación se relaciona con la repoblación de esta parte de Cantabria. Probablemente todas ellas estén datadas entre los siglos VIII y X, pues se atribuyen a los emigrados procedentes de la zona del Duero o a cristianos refugiados en las montañas.
Pero en Valderredible no sólo se pueden admirar construcciones humanas. También la naturaleza ha contribuido a esculpir el subsuelo de esta comarca y ha producido verdaderos monumentos naturales.
En la llamada Cueva de Santolaya se puede comprobar, sobre todo en los días de copiosas lluvias, cómo el río inunda la entrada de la cueva, que ha sido erosionada a lo largo de muchos años.
Los pueblos de Valderredible conservan el encanto especial de las localidades donde el tiempo parece haberse detenido. Conservan el típico trazado rural y montañés, apropiado para los usos agrícolas y ganaderos. Sin embargo, el despoblamiento y la falta de actividades productivas están marcando profundamente la fisonomía de estos pueblos. Tan sólo en Polientes y algunas otras cabeceras de comarca se puede comprobar la existencia de nuevos edificios de pisos y de bloques que afean bastante el paisaje.
Alrededor de esos mismos pueblos se extienden amplios especios formados por fincas y tierras de labor, que han hecho justamente famoso a Valderredible, sobre todo en lo que se refiere a los cultivos de patatas.
En fin, un viaje con mucho aprovechamiento y con mucho interés, sobre todo por el tipo de paisaje que pudimos percibir.