Cuando pensamos en el cine negro vemos imágenes llenas de mujeres fatales, calles mojadas e iluminadas por una farola, humo de cigarrillos, pistolas, alcohol…
Este tipo de cine surge en los cuarenta, es el final de la guerra y la desilusión domina a la población, el «sueño americano» se ha acabado. La fotografía es esencial para conseguir un estilo característico del género.
Las escenas oscuras son iluminadas de forma parcial. Las películas son urbanas, las tramas obsesivas, siempre gángsters que están en el negocio de contrabando de licores para ganarse la vida en los difíciles años veinte. Ciudadano Kane, de Orson Welles, es un antecedente de este estilo.
Ya como claras representantes del género están El halcón maltés (1941), El sueño eterno (1946) Al rojo vivo (1949), Los violentos años veinte (1939) y Hampa dorada.
La época dorada del género, los cuarenta, cuenta también con actores especializados en el, tales son los ejemplos como el gran James Cagney, Humphrey Bogart o Edward G. Robinson.
Entre las actrices más carismáticas dentro del género se encuentran Lauren Bacall (mujer en la vida real y en muchas películas de Humphrey Bogart) y Verónica Lake, dos mujeres rubias, frías y distantes. A pesar de haber reinado hace mas de 50 años, este estilo de hacer cine ha continuado haciendo obras maestras.
En los años 70 en plena guerra del Vietnam se hicieron unas películas, que yo creo hay que reseñar: Malas calles de Martin Scorsese, con R. De Niro y Harvey Keitel en su primera época, Chinatown con Jack Nicholson y la preciosa Faye Dunaway (Bonnie and Clyde), La noche se mueve, un peliculón con Gene Hackman.
En los 90 parece producirse un resurgir del genero con la película llena de referencias L.A. Confidential, con Kim Bassinger imitando a Verónica Lake.
También ha aparecido un cine negro «moderno» como las excelentes Reservoir Dogs y Pulp Fiction, dos películas llenas de humor y tintes de cine negro por todas partes. Q. Tarantino es el guionista y director de ambas, y es un hombre que va a dar mucho que hablar.