La noticia en los periódicos de la clonación de células humanas en un laboratorio de Worcester por un grupo de científicos para su uso en el tratamiento de enfermedades, hace que un alumno se plantee aquí este polémico tema; ¿el fin justifica los medios?, ¿el tabú de la clonación es exagerado? Ejemplos, crítica y apertura de opiniones.
Antes de comenzar a tratar el tema del que voy a hablarles, me gustaría dejar claro que no estoy a favor de fabricar seres humanos mediante clonación, hacerles a medida o cualquier otra barbaridad tipo ‘Un mundo feliz’, sino todo lo contrario, pero es que hay ciertas cosas que un servidor no entiende.
La verdad, me parece un avance realmente importante el hecho de poder curar un corazón u otro órgano enfermo como para plantearnos el no utilizarlo sólo por el hecho de que crea un «conflicto ético».
Todo esto viene por la noticia que el otro día leí en un periódico: un grupo de científicos estadounidenses, desde su laboratorio de Worcester, estaban clonando células humanas con el fin de usarlas en el tratamiento de enfermedades, puesto que según sus estimaciones, podrían reproducir tejido humano (desde huesos hasta células nerviosas) mediante un experimento en que se junta el núcleo de las células humanas con un citoplasma de una de vaca (dicho sea de paso que esto no se hubiera podido llevar a cabo en España debido a las leyes que imperan sobre la clonación).
El proceso comienza con la extracción de ambos, recogidos de óvulos de vaca no fecundados y de la parte inferior de la mejilla de la persona. Tras esto, se fusionan con un choque eléctrico. Posteriormente, el núcleo humano comienza a dirigir el funcionamiento de la célula híbrida, dando como resultado la formación de células de tipo embrionario, que son las que dan lugar a los distintos tejidos, utilizadas más tarde para curar enfermedades coronarias, regenerar huesos, etc.
Una vez visto el proceso, juzguen si es para alarmarse tanto, o para rechazarlo por sus connotaciones éticas.
Seamos serios y, aunque no conviene lanzarse al vacío, tampoco nos fijemos sólo en las orejas del lobo. Es esto que les he descrito lo que crea el conflicto. A pesar de que el beneficio de su utilización es incuestionable, algunos (muchos) prefiere que la gente siga muriendo por este tipo de enfermedades hasta que se encuentre un tratamiento que sea éticamente correcto, es decir, les parece más ético que mueran que curar por clonación de células humanas que sólo en malos inadecuadas podría ser perjudicial.
El otro día escuchaba el programa de radio La Gramola, en M80 (no dejen de escucharlo sí tienen oportunidad). Estaba yo tranquilamente tumbado en mi cama cuando el presentador comenzó a leer una carta. Era de un chico hospitalizado en Madrid por un problema de corazón. Comenzaba saludando a su familia y al personal del hospital, y luego, tras contar los planes que tenía para cuando saliera de allí, pedía la canción de rigor. Al acabar la carta, Joaquín, que es como se llama el presentador, no puso la canción que le pedían, sino que pasó a leer otro folio que, firmado por el personal del hospital, se adjuntaba en la carta. Comenzaba diciendo que el chico, con sus ganas de vivir y su sentido del humor, había llenado de felicidad la planta del hospital donde estuvo mes y medio, al cabo de los cuales falleció de un ataque al corazón. Su pobre corazón para el que no había encontrado un sustituto a tiempo (porque, aunque este sea otro tema, hay que admitir que no somos excesivamente solidarios en el tema de las donaciones), y su muerte acaeció apenas tres días después de escribir la carta.
Realmente me impactaron mucho esos diez minutos de programa, canción incluida, se recordaba a un fallecido mas por enfermedades cardiovasculares, en este caso un chico de apenas quince años. Pensé que era una pena que, en vez de invertir el mayor dinero posible en investigaciones destinadas a la cura de éstas y otras enfermedades, se utilice los fondos para, por ejemplo, mejorar el armamento, aunque este artículo no sea el idóneo para lanzar flechas moralistas sobre el presupuesto militar.
Para mí, la frase el fin justifica los medios vendría como anillo al dedo para el tema que nos ocupa. Mediante exageraciones del tipo de «siguiendo así crearemos una fábrica de seres humanos a medida», la gente se cierra o lanza todo tipo de dardos envenenados a lo que yo considero, desde mi modesto punto de vista, un gran avance.
Y es que, al fin y al cabo, a quien le importa el fin si los medios pasan por utilizar la clonación, ese tema tabú que con solo nombrarlo ya debe provocar escalofríos en todos y cada uno de los seres humanos que sean éticamente correctos, producidos por desconocimiento o por tremendismo, porque, para los tremendistas, todo lo que puede hacerse, si no se erradica, acaba haciéndose.
Señoras y señores, yo sólo sé que existen los términos medios, no solo el todo o el nada, y que no quiero volver a oír otro mensaje como el que tanto me conmovió aquel día escuchando la radio desde mi cama.