Antología  de obras de José Hierro que viene a sumarse al homenaje que le están preparando los alumnos del instituto de San Vicente de la Barquera que lleva su nombre. Puedes escuchar fragmentos con la voz del poeta pertenecientes a ‘Palabra de Hierro’, una obra con la que La Machina Teatro rindió en el año 2000 un homenaje al poeta.

MADRIGAL
LIBRO DE LAS ALUCINACIONES (1964)

¿Dónde estaréis, cómo borraros, ojos
míos, silencios de color oliva?
¿Tras de la mar, latiendo en algas?
¿En la pálida lejanía?
¿Abriendo en las murallas del otoño
puertas de oro con llaves de ceniza?
¿Al sur donde libera el ruiseñor
su chorro de hojas encendidas?
Seleccionado por Indara García 4º D
 

 ALUCINACIÓN
ALEGRÍA (1947)

Amanece. Descalzo he salido a pisar los caminos,
a sentir en la carne desnuda la escarcha.
¡Tanta luz, tanta vida, tan verde cantar de la hierba!
¡Tan feliz creación elevada a la cima más alta!
Siento el tiempo pasar y perderse y tan sólo
por fuera de mí se detiene.
Y parece que está el universo encantado, tocado
de gracia.
¡Tanta luz, tanta vida, tan frágil silencio!
¡Tantas cosas eternas que mellan al tiempo su trágica
espada!
¡Tanta luz, tan abiertos caminos!
¡Tanta vida que evita los siglos y ordena en el día su
magia!

Seleccionado por Patricia Múgica y Gabriela Bustamante

 

PASOS
TIERRA SIN NOSOTROS (1947)

¡Si ellos estuvieran muertos!
Si yo supiera fijo
que ya se habían borrado
para siempre de la tierra,
que ya estaban enterrados;
si tuviera la certeza
de que pasaron,
¡qué hermosa mi marcha entonces
por la noche de los campos
sin oírlos, a mi espalda,
paso a paso,
jadear en el silencio
con el pecho ensangrentado
Semimuertos, semivivos,
Semiolvidados.
A la roca de mis sueños
Encadenados,
Sin poder matar al águila
Que los viene atormentando
¡Si ellos estuviesen muertos!

Seleccionado por Mª Eugenia Chaves, Natalia Expósito y Gerardo Ceballos.

 

 TACHA
DOS MADRIGALES PARA DOS NIETAS (1991)

Posiblemente exista.
Lee el destino en la palma de la mano
Morada de la pasiflora.
Adiestra a los caniches de las olas;
Da de comer a la bocaza
Abierta siempre de la chimenea;
Divide, multiplica, resta y suma
Como quien lanza el alcotán
Un gramo de cebada.
Sabe que Dios no existe, ni existen los bomberos
Pues si existieran dejarían huellas;
Saca a la luz el terciopelo oculto
Bajo la máscara del pez;
Boca a boca, a la estrella
Habla con el aceite.

Seleccionado por Laura Cortabitarte, Ignacio Caso y Mari Mar López.

 

MARINA IMPOSIBLE
LIBRO DE LAS ALUCINACIONES (1964)

Por primera vez, o por última
soy libre…
Arbustos con espuelas
de marfil. Rosas oxidadas.
El otoño pliega sus tonos
frente al crujido de las olas.
Por primera vez, o por última.

Seleccionado por José Antonio Balmori .

 

RESPUESTA
ALEGRÍA (1947)

Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras.
Sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
que tú me entendieras a mí sin palabras
Como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde.
Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Hace ya mucho tiempo aprendí hondas hazañas que tú no comprendes.

Seleccionado por María Escobio

 

A ORILLAS DEL EAST RIVER
CUADERNO DE NUEVA YORK (1998)

Yo ya no lloro,
excepto por aquello que algún día
me hizo llorar:
Los aviones que proclamaban
que todo había terminado;
La estación amarilla diluida en la noche
en la que coincidían, tan sólo unos instantes,
el tren que partía hacia el norte
y el que partía hacia el oeste
y jamás volverían a encontrarse.
y la voz de Juan Rulfo: «diles que no me maten»
y la malagueña canaria;
y la niña mendiga de Lisboa
que me pidió un «besiño».
Yo ya no lloro
ni siquiera cuando recuerdo
lo que aún me queda por llorar.

Seleccionado por Sara Martínez de Salinas y Lorena Ibáñez

VIDA
CUADERNO DE NUEVA YORK (1998)

Después de todo, todo ha sido nada,
A pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
Supe que todo no era más que nada.

Grito ¡Todo! Y el eco dice ¡Nada!
Grito ¡Nada! Y el eco dice ¡Todo!
Ahora sé que la nada lo era todo,
Y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
Era ilusión lo que creía todo
Y que, en definitiva, era la nada

Qué más da que la nada fuera nada
Si más nada será, después de todo,
Después de tanto todo para nada

Seleccionado por Elena Vega, César Cobo, María González, Judit García Bustamante y Beatriz Ibáñez.

PLAZA SOLA
QUINTA DEL 42 (1953)

Qué desasosiego volver,
hablarte,
abrazarte con mis miradas,
besarte la boca del tiempo
Donde el polvo seca la lágrima,
qué descanso poner mi oído
sobre tu madera encantada,
Apurar las gotas de música
de la caja de tu guitarra,
recordar, preguntar,
Soñar ahora que nada importa nada.
Seleccionado por Esmeralda Ortiz

RENUNCIACIÓN

Lo quiso todo o nada.
Por eso dejo todo:
para tenerlo todo.

Qué sentirá. Qué cifra
ordenará su mundo,
revelará sus seres.

Qué esfinge arranca ahora
al arpa sideral
arquitecturas músicas.

Y como ramas, nubes
granas de sol, enjambres
de lluvia, romperán.

Contra su trono de oro
salpicarán su báculo
del alba de las nadas.

Seleccionado por Darío Vázquez, Celia González y Marcos González

 

EL ENEMIGO
CUANTO SÉ DE MÍ (1957)

Nos mira. Nos está acechando. Dentro
de ti, dentro de mí, nos mira. Clama
sin voz, a pleno corazón. Su llama
se ha encarnizado en nuestro oscuro centro.
Vive en nosotros. Quiere herirnos, Entró
dentro de ti. Aúlla, ruge, brama.
Huyo, y su negra sombra se derrama,
noche total que sale a nuestro encuentro.
Y crece sin parar. Nos arrebata
como a escamas de octubre el viento. Mata
más que el olvido. Abrasa con carbones
inextinguibles. Deja desvastados
días de sueños. Malventurados
los que le abrimos nuestros corazones.
Seleccionado por Felipe Peñil e Inés Mayor
 
 

EL SON DE DESPEDIDA
CUADERNO DE NUEVA YORK (1998)

No vine sólo por decirte
(aunque también) que no volveré nunca,
y que nunca podré olvidarte.

Emprendo la tarea
(imposible, si es que hay algo imposible)
de racionalizar, interpretar, reconstruir y desandar
aquellas fábulas y hechizos
que gracias a ti fueron realidad.

Recupero los pasos iniciados a la orilla del río
Y que desembocan en «Kiss Bar» (aunque no estoy seguro de
Dónde estaba el principio y dónde el fin)

Estoy cansado, muy cansado.
Don Antonio Machado dijo hace más de medio siglo
«Soy viejo porque tengo más de sesenta años,
que es mucha edad para ser un español»
(sin comentarios).

Seleccionado por Elena Isabel y Rebeca García

 

OBRA
QUINTA DEL 42 (1953)

Llegué por el dolor a la alegría
supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía).

Así la siento más. Al cielo apunto
Y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Seleccionado por Andrea Sánchez Erice, Natalia Gutiérrez y María Santiáñez.

RAZÓN
En soledad troqué las sienes
llameantes de alegría.
Era un latir vertiginoso
de evidencias desconocidas.
Ahora comprendo muchas cosas
desesperadamente vivas.
Pensé primero ser el pájaro,
ser la hoja verde, ser la espiga.
Felicidad de seres mínimos,
abiertos sólo a la sonrisa.
Seleccionado por Arancha Martínez

 

 

MARZO
PUBLICADO EN LA REVISTA ISLA (1939)

…Delgado manantial de sensaciones
lo siento, marzo, pero no supones
ya nada para mí. No sé si todo

lo que yo te he pedido me lo has dado
no sé por qué. Si no me has defraudado
Marzo, desde hoy te miro de otro modo.

Seleccionado por José Lamadrid

 

JUNTO AL MAR
QUINTA DEL 42 (1953)

Si muero, que me pongan desnudo,
desnudo junto al mar.
Serán las aguas grises mi escudo,
y no habrá que luchar.

Si muero que me dejen a solas,
la mar es mi jardín.
No puede quien amaba las olas,
desear otro fin.

Seleccionado por Cristina Llano, 4º C

 

 

CABALLERO DE OTOÑO
TIERRA SIN NOSOTROS (1947)
Viene, se sienta entre nosotros
y nadie sabe quién será,
ni por qué cuando dice nubes
nos llenamos de eternidad.
Nos habla con palabras graves
y se desprenden al hablar
de su cabeza secas hojas
que en el viento vienen y van.
Seleccionado por Miguel Arsenio Sánchez
 

VERANO
QUINTA DEL 42 (1953)

Caído mi cuerpo,
verano, en tu lomo,
llueven a mi carne
flechas de oro,
músicas calientes,
vinos rojos,
ritmos desbordados
de tu oscuro fondo.
(Pegado a la tierra
yo los oigo)

Seleccionado por Carolina Sárraga

 

EL MUERTO
ALEGRÍA (1947)

Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar
la alegría
no podrá morir nunca.
Yo lo veo muy claro en mi noche completa.
Me costó muchos siglos de muerte poder
comprenderlo,
muchos siglos de olvido y de sombra constante,
muchos siglos de darle mi cuerpo extinguido
a la hierba que encima de mí balancea su fresca
verdura.

Seleccionado por Silvia Santovenia

VINO DE CRIANZA
SONETOS DE CIRCUNSTANCIAS (1953-1991)

Dejadme que repose aquí, en mi cama
De roble o de cristal, estoy cansado.
Para llegar hasta donde he llegado
Sudé de sol a sol, de luna a luna.
Robé la claridad sumido en una
Raíz de sombra. «El robo que he robado»
Lo hice oro y sudé, transfigurado
Por la sabiduría y la fortuna
Seleccionado por Guillermo Alonso

RETRATO DE MI NIETA TACHA
SONETOS DE CIRCUNSTANCIAS (1953-1991)

Una esfinge pigmea. Se diría
que no está aquí: no se ve, ni oye, ni huele.
Esta no es una Marta que currele,
sino María de la fantasía.

Susurra. Hormiga china, todavía
no distingue le erre de la ele.
Posiblemente un día se rebele
su Marta agazapada en su María

Seleccionado por José Ángel Olea

 

NOVIEMBRE
QUINTA DEL 42 (1953)

Frente a la playa desierta
oyendo caer la lluvia
Es como si hubiera vuelto
A llorar sobre mi tumba.

Baten las alas (las olas)
arden sus llamas de espuma
aprisionan en sus dedos
la planta que las alumbra.

Por Andrea Barahona

 
NOCHE

Salió desnuda el alma
a quemarse en la hoguera.
¡Qué claras da la sombra
las estrellas!
Se enredaba la noche,
azul, entre las piernas.
Ocultas en los chopos
bailaban las doncellas.
Seleccionado por Estefanía Sañudo
 
 

VILLANCICO EN CENTRAL PARK
CUADERNO DE NUEVA YORK (1998)

Vistió la noche, copo a copo,
Ppuma a pluma,
Lo que fue llama y oro,
cota de malla de guerrero de otoño
Yyahora es reino de blancura.
¿Qué hago yo, profanando, pisando
tan fragilísimo plumaje?
Yyarranco con mis manos
un puñado, un pichón de nieve
y con amor, y con delicadeza, y con ternura
lo acaricio, lo acuno, lo protesto.
para que no llore de frío.

Seleccionado por Elsa Velasco

 

Trabajo original