Nuestra Amistad:
Todo empezó ya hace algunos años, cuando surgió nuestra amistad . . .
Tanto nuestros padres como nuestras madres eran vecinos de trabajo (sus oficinas estaban pegadas). Los únicos que no nos conocíamos aún éramos los hijos.
La primera vez que nos vimos fue en un parque de Santander, Mataleñas; ambas estábamos paseando con nuestros respectivos padres, cuando ellos se pusieron a hablar de temas de trabajo, nosotras nos miramos, nos presentaron, y empezamos a jugar. Un tiempo mas tarde nos volvimos a encontrar en una tienda y en las ferias, pero no nos hicimos demasiado caso.
Al cabo de dos años nuestros padres decidieron ir a vivir a una urbanización como vecinos, y allí empezó una relación amistosa que nunca podremos olvidar. Pasaron algunos meses y, por fin, nos trasladamos a la nueva casa, a ser por primera vez vecinas (no hubiésemos pensado, para nada, que íbamos a ser inseparables).
Al principio, íbamos cada una por su lado, ya que no nos conocíamos, era nueva casa, nuevos vecinos, nuevo ambiente, etc…., la verdad es que nos daba un poco de vergüenza…
Pasaba el tiempo, nosotras separadas, cuando un día nos sucedió algo que nos llevó a conocernos mejor y a empezar una relación amistosa que todavía continúa, (afortunadamente).
Nos empezamos a llevar muy bien, congeniábamos y nos entendíamos. Creemos que es lo más importante en la amistad.
También coincidió que nuestros hermanos tienen las mismas edades, tanto los mayores como los pequeños. Después empezaron los viajes familiares. Nuestros padres, como eran amigos, decidieron que podíamos pasar las Navidades juntos. La primera vez fue en Andorra, pasamos unas fiestas navideñas inolvidables, acompañándolas con un poco de ejercicio: el esquí fue el deporte que elegimos, tanto los niños, como los padres.
Allí intimamos un poco más, compartíamos habitación y estuvimos todo el día juntas, y nos pasaron montones de anécdotas inolvidables que todavía recordamos.
A los dos o tres años lo volvimos a repetir. Esta vez fue en otro lugar, en el Pirineo Catalán, en Baqueira Beret, y también practicamos el esquí . Como la vez anterior convivimos unos días maravillosos, pero ahora nos conocíamos más, tal vez fue porque esos dos o tres años que pasaron los habíamos vivido muy unidas.
Ha pasado ya tiempo de todo esto, pero seguimos igual o más; creemos que más unidas que nunca, porque ahora compartimos el colegio y hasta la clase, que era uno de los deseos que compartíamos desde hace ya tiempo. Como podéis ver, una reacción puede surgir de repente.
«Un buen día estás jugando tranquilamente en un parque y, sin darte cuenta, has pasado seis años con una persona que conociste un día. Fuiste a vivir al mismo sitio que ella, y a partir de ahí se formó una amistad que sigue y seguirá».
No sabemos como explicar todo lo sucedido en este largo tiempo, lo que hemos pasado es imposible de explicar, no tenemos palabras… Esperamos seguir siendo amigas para siempre… y que nadie nos intente separar. Ojalá no os hayáis aburrido demasiado con nuestro pequeño y resumido relato de la gran amistad, pero esperamos que también alguien se sienta identificado con nuestra historia.
Esperemos que esto no se pierda en un lugar no identificado.
Santander, 24 de septiembre de 1998.