Los estudiantes de 3º y 4º de ESO del colegio Purísima Concepción de Santander han ganado el primer premio en el concurso ‘Dilo en buen español’ en la categoría colectiva, un galardón que han compartido con el IES Peñacastillo. El certamen que organiza el Ayuntamiento de Santander para fomentar el buen uso del idioma entre los estudiantes ha distinguido también en la categoría individual a Irene María Martín, alumna del colegio Miguel Bravo-AA La Salle, tras valorar los 145 trabajos presentados a esta edición.

Medio centenar de estudiantes de 3º y 4º de la ESO del colegio Purísima Concepción han participado en el concurso ‘Dilo en buen español’ con historias y aventuras sobre México. Se lo tomaron en serio, se pusieron a investigar y también dejaron volar su imaginación. El resultado fueron relatos e historias sobre este país, Frida Kahlo, el día de los muertos, monstruos legendarios, la isla de las muñecas, su gastronomía o la cultura maya, entre otras temáticas. México era el tema sobre el que debían versar sus escritos para poder participar en el concurso que convoca el Ayuntamiento de Santander.

Desde la asignatura de Lengua y Literatura se promovió la participación entre el alumnado porque cualquier excusa es buena para dejar volar la imaginación y la creatividad. Eso sí, siempre desde un buen uso de su idioma, para aprender así a redactar cada vez mejor y con más recursos. Todos los alumnos prepararon sus redacciones durante varias sesiones.

Los trabajos consistieron en la redacción de un texto libre, con una extensión de entre 400 y 600 palabras, en el que el participante debía exponer su visión personal de México, en cualquiera de sus aspectos.

Estudiantes de 4º de la ESO muestran el diploma que les acredita como ganadores del concurso.

 

Estos son dos de los trabajos presentados por el colegio al concurso y que contribuyeron a la obtención del premio:

‘UN BUEN HERMANO’
Por Adolfo Pérez Morán. 3º de la ESO.

Era un día cualquiera, los pájaros cantaban y las flores florecían. Lastimosamente no me podía parar a admirar el paisaje, ya que en verdad no era tan bonito. Las personas apedreaban a los pájaros y las flores se morían en un abrir y cerrar de ojos. Mi nombre es Leopoldo, vengo de una familia pobre, si es que lo puedo llamar así. Solo está mi hermano mayor y yo. Nuestro padre nos abandonó y nuestra madre murió hacía ya tres años. En la situación actual nadie podía hacer nada por nosotros ya que apenas se podía ganar algo que comer.

Mi hermano trabajaba duro y tanto como podía para poder alimentarnos. Me sorprende lo buen hermano que es y por eso lo admiro. Un día trajo más dinero de lo normal y me dijo que consiguió un lugar más decente donde trabajar. Yo me alegré por supuesto, y estaba deseando trabajar como él para poder ayudar también, pero… una cosa me inquietaba, cada vez que le preguntaba sobre su trabajo, él me evitaba la pregunta. Con el tiempo me preocupé y decidí seguirle en secreto, aunque las calles no eran muy seguras, pero pensé que si él podía trasladarse solo de lugar en lugar, yo también podría hacerlo. Caminó hasta llegar a un terreno cubierto de chatarra. No debería seguir sin saber en qué me podía meter, pero fue un riesgo que decidí correr. Me camuflé entre los hierbajos y la chatarra para no ser detectado y me adentré en el terreno. Empecé a escuchar unas voces,  aún no se distinguía la conversación así que me acerqué todo lo posible. ¡No lo podía creer!, era una banda criminal, y mi hermano… mi hermano…¡¡ Les estaba dando información de la banda rival!! Aún no lo creía, no me podía imaginar al sentimental de mi hermano en un duelo mexicano, hiriendo a personas y mucho menos traicionando. Y…teniendo miedo de no salir de ahí con vida, corrí como nunca lo hice hasta volver a mi casa, si es que la puedo llamar así. Estaba en shock. No podía imaginar a mi hermano muerto y recordado como un sucio bandolero, no quería perderle, no a él.

Cuando llegó a casa lo noté un poco diferente, pensé que quizás le habían amenazado o no le habían pagado por la información, así que empezamos una conversación:

-Hermano, antes de nada por favor prométeme que no te enfadarás- dije.

-¿De qué hablas? ¿Qué te ha pasado?

Me quedé callado unos segundos y al final se lo dije…

-Se que trabajas para una banda…

Pensé que reaccionaría enojado y furioso… pero no fue así…

-Lo siento hermano… Quise decírtelo… pero no lo aceptarías y…no quiero verte sufrir…

-¿NO QUIERES QUE SUFRA?, ¿NO TE HAS PARADO A PENSAR QUÉ ME PASARÍA SI TE MATARAN EN UN DUELO?

– Hermano yo… yo lo siento vale… pero ahora no hay marcha atrás, no me dejarán irme así, sin más, pero no te…

Le interrumpí.

-Debe de haber alguna manera…

Se me ocurrió por mi tonta cabeza que con sólo no asistir más o decir que lo dejaba sería suficiente, pero no es así, además estaba en dos bandas (una donde saca información para venderla) y si una le dejaba irse, puede que la otra no. Pasaron dos días y al parecer las dos bandas se disolvieron al tener un topo cada una dentro, esto las rompió desde sus adentros. Afortunadamente mi hermano está bien y alejado de cualquier banda y los dos trabajamos duro para vivir, no somos ricos pero no hace falta dinero para tener una buena familia.

Orgullosos del primer premio en el certamen ‘Dilo en buen español’.

 

 ‘NO LO SÉ, YO SIMPLEMENTE ERA UN CRÍO’
Por Adriana Sanz Jiménez, 4º de la ESO.

 La espesa lluvia consiguió nublar mis ideas en ese preciso instante. En aquella tarde tan monótona decidí revisar los vinilos antiguos que con tanto cariño había atesorado mi madre. ¿Por qué le tenía tanto aprecio a esos sucios discos? Ni siquiera podíamos reproducirlos, el tocadiscos se había averiado con el paso de los años. Sin embargo, mamá no tenía ni la más mínima intención de deshacerse de ellos. ¿Quizá rememoraba a papá al verlos? Lo único que recordaba de esa persona era su sombra, ni una vaga reminiscencia pasaba por mi cabeza. Ella me contó que tuvo que marcharse por culpa del trabajo, pero nunca me dio una explicación más convincente sobre ello. Siempre conseguían engañarme, supongo que porque simplemente era un crío.

Pasaban los días, y cada vez mi hipótesis se volvía más sólida. La curiosidad me invadió por dentro y husmeé en el baúl, donde se encontraban los valiosos discos. Al abrirlos, encontré información del artista; su discografía, la letra de las canciones compuestas para este álbum, alguna que otra anécdota sobre ella… Si os preguntáis de quién se trataba, os lo diré. Una de las más influyentes cantantes mexicanas, Chavela Vargas. Mundialmente conocida debido al empeño que ponía en su trabajo, el sentimiento que transmitía en cada uno de sus versos. Una de las canciones que más me llamó la atención se trataba de ‘Que te vaya bonito’, ese título se quedó grabado en mi mente durante un tiempo indefinido. Consiguió plasmar ese sentimiento de abandono con las palabras más indicadas.

No lograba comprender el trasfondo tan complejo que se hallaba detrás de esta hermosa pieza de arte. Es normal, todavía era muy crío, demasiado inocente; no era consciente de la maldad que acechaba a este mundo. Es incorpóreo, pero yace en el cuerpo de las personas. Sigue presente y nunca se desvanece del alma humana…

Y en ese preciso instante, en aquella tarde monótona y lluviosa, fue cuando me di cuenta de la dolorosa verdad: papá nos había abandonado. ¿Éramos acaso una molestia para su persona? ¿Demasiada responsabilidad? ¿O desbordaba tanta rabia que no quería hacernos daño? No lo sabía ni cuando era un crío, ni tan siquiera en la actualidad, muchos años después. Ni ahora ni nunca lograré entender ese tipo de maldad hacia mi madre. Este crío descubrió lo que más anhelaba, la verdad, por medio de una autora mexicana. Es lógico que la música sea considerada un arte.

 

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