Hemos de confesar que llegamos con un poco de miedo. Entramos en una clase del centro de educación especial Fernando Arce acompañadas de Gaspar, uno de los profesores que allí trabaja, y nos encontramos de frente con siete chicos y chicas que, aunque no lo parezcan, tienen más o menos nuestra edad. Os vamos a contar cuánto de interesantes tienen estos chicos y lo mucho que nos gustó estar con ellos.
Nos hemos encontrado con un grupo de chicos de edades comprendidas entre los 11 y los 18 años que, aunque físicamente no lo parezcan, tienen algún tipo de problema que les impide ser como nosotros, pero que no les priva de llevar una vida normal. Uno de los aspectos más importantes es su vida familiar; de algunos de ellos sus padres no se pueden hacer cargo por diferentes motivos como, por ejemplo, el trabajo y por eso permanecen durante toda la semana en la residencia internos.
Comienzan el día levantándose a las 7:00 horas y empiezan la mañana ordenando su habitación. En la residencia del Fernando Arce, además de encontrarse como en su propia casa, aprenden a formarse en cosas de hábitos desde higiene hasta estar en una casa, tirar la basura y aprenden a hacer cosas que para nosotros pueden parecer muy sencillas, pero que a ellos les cuesta, como elegir la ropa, saber combinarla, estimular el gusto.
Durante las clases realizan diferentes tipos de actividades. Por ejemplo usan el horario de comedor como si de otra clase más se tratase, puesto que de esta manera aprenden cosas como poner la mesa, servirse, saber comer… Después de la hora de comer, los chicos que están menos afectados realizan una actividad a la que llaman OLE, Ocio de Libre Elección, en la que ellos mismos deciden qué actividad es la que prefieren realizar ese día, como coro, teatro, cine, o diferentes tipos de deportes como fútbol o ping-pong; en cambio, los que están más afectados dan un paseo por la ciudad o duermen la siesta.
Las clases dentro del aula consisten básicamente en fomentar los procesos de lectura, escritura y calculo, con el objetivo de que para ellos sea funcional, es decir, que les sirva para la vida práctica.
Unas clases muy importantes son las que realizan fuera del centro, las que hacen por la calle, salen a hacer compras, aprenden a saber manejarse en la calle, aprenden sobre educación vial, entrar en una tienda y saludar e ir al banco.
Otra de las clases que realizan fuera del aula es en el huerto, en donde ellos mismos han realizado todo el proceso, desde ir a comprar las semillas, plantarlas y cuidarlas, hasta recogerlas y llevarse las plantas a casa.
Para la época de verano tienen programado un campamento de integración en conjunto con un grupo parroquial de Cabezón de la Sal de chicos sin problemas, que tiene como fin que estos últimos aprendan a aceptar las diferencias que existen entre ellos; también tiene como fin que los niños con discapacidades aprendan a hacer una maleta, aumente su nivel social, etc.
El pasado día 26 de enero se celebró el día de la discapacidad y con este motivo, los chicos del Fernando Arce representaron en el Palacio de Festivales la obra de Don Quijote de la Mancha, en un acto presentado por Fernando Romay. Además también actúo el bailarín Antonio Canales.
Para esta obra los chicos estuvieron ensayando desde después de Navidad dos horas diariamente; lo que más les costó a los chicos fue aprenderse las frases, pero finalmente todo les salió muy bien.