Las Cuevas de Altamira son el punto de unión de dos historias: la del pintor y la del descubridor. ‘El bisonte mágico’ relata cómo fueron las vidas de estos dos protagonistas.
El libro ‘El bisonte mágico’ representa dos historias, una que nos cuenta la vida de los hombres que pintaban las cuevas y la otra que habla de la vida del hombre que descubrió las Cuevas de Altamira.
La historia que más me ha gustado ha sido la de Rek, que es el hijo de uno de los jefes del clan.
Un día dibujó un bisonte en una cueva. Y por ello le acusaron de haber ahuyentado la caza. Entonces lo expulsaron de la tribu y se llevó consigo una piel de bisonte y a su perro Vara. En el camino vive unas emocionantes aventuras en las que aprende cosas que su tribu no sabía.
Un día quiso volver a la tribu. A Rek le perdonaron y le permitieron casarse con Beballa y seguir pintando en la cueva.
La otra historia trata sobre Marcelino, un señor que descubrió las Cuevas de Altamira. Se lo contó a un conocido y éste no pudo creer su descubrimiento, por esa causa Marcelino enfermó. Su hija María fue a pedir ayuda a un farmacéutico. Él no la quiso atender y un joven la quiso ayudar. Ignacio y María mantuvieron una hermosa amistad.
Un día el padre de María falleció y ella se apoyó en la amistad de Ignacio, pero el muchacho se fue a estudiar a Madrid. Le prometió a María resolver el caso para que creyesen a su padre.
Cuando Ignacio volvió se tuvo que ir a vivir a otro lugar. María estuvo sola hasta que un enemigo de su padre llegó a reconciliarse con la familia de Marcelino Sanz de Sautuola por el valor reconocido de su descubrimiento.