José Carlos Villarino -José para los amigos y José Carlos para los malos momentos-, ex alumno de nuestro colegio, futuro cineasta y estudiante recién graduado en Comunicación Audiovisual. Durante el último año ha llevado a cabo la grabación de un corto medieval al que, con ayuda e ingenio de varios amigos, tituló El Mundo Ordinario.

Vamos a hacer unas preguntas a José Carlos Villarino para enterarnos un poco de qué va este mundillo, su corto y elaborar una entrevista que, con el paso de los años, será un valioso documento que podrá situarse en la carpeta Mis primeros pasos ,ya que creemos que este documento se revalorizará con los años… Comencemos.

Pregunta.- Una de las cosas que más nos intriga es saber cómo nació este proyecto.
Respuesta.- Pues mirad, la idea nació porque varios de mis amigos y compañeros finalizábamos nuestros estudios universitarios y queríamos demostrar todo lo que habíamos aprendido, realizar un trabajo práctico. Queríamos crear algo distinto, que le quedara a la gente, y que también nos serviera, por así decirlo, como nuestra tarjeta de visita.

P.- Respecto al título ¿por qué ese y no otro? ¿y por qué decidisteis realizar una historia medieval?
R.- Decidimos poner este título porque reflejaba, por un lado, la primera parte del viaje de todo héroe. Podéis recordar ejemplos en películas como Los Increíbles o La Guerra de las Galaxias, en las que el protagonista, que luego sería el héroe, comienza su vida en el mundo ordinario, como una persona más y, por otro lado, reflejaba la posibilidad de que el niño pudiera imaginar toda esa historia en su mundo, en su vida cotidiana.
Y el porqué de realizar un corto medieval, la verdad es que siempre me fascinaron las historias de caballeros, castillos y dragones.

P.-¿Qué películas os han influenciado a la hora de realizar el proyecto y cuáles han sido vuestro referente? ¿existe entre ellas alguna española?
R.-Nuestras referencias e influencias han sido entre otras Gladiator, Conan el Bárbaro, Star Wars, la saga de El Señor de los Anillos, seguramente se me queden muchas en el tintero, respecto al cine español, existe una gran carencia en este género y señalaré sólo El corazón del guerrero.

P.-Ahora vayamos con una pregunta más comprometida. ¿Quién os ha ayudado más a la hora de realizar el proyecto?
R.-Bueno, la verdad es que me ponéis en un aprieto, chicas. Tenemos que agradecer al Gobierno de Cantabria que, mediante la Unión Europea, nos subvencionó con un proyecto para jóvenes creadores, ya que en Cantabria no existen subvenciones actualmente dirigidas al cine.
(Se pone serio)
Pero os tendré que nombrar a Pedro Pablo Revuelta, un particular que, sin ningún ánimo de lucro, decidió financiar una gran parte del proyecto, simplemente porque le gustaba la ilusión que desprendía el hecho de que unos jóvenes fueran a dar lo mejor de sí, para una cosa tan creativa.

P.-Hablemos ahora de los situaciones complicadas y viceversa, que siempre se dan. ¿Qué os resultó mas fácil y qué más difícil?
R.-Pues veamos, podríamos pensar que lo más difícil ha sido rodarlo y decir, mira, todo esta gente va a grabar en febrero con el frío que hace, un señor ahí en taparrabos durante dos horas bajo la nieve o la lluvia y lo que eso conlleva…
pero lo más duro ha sido realmente, después de llevar a cabo el rodaje, el hecho de tener que editar toda esa información, darle forma a lo que has grabado: borrar cables de tendido eléctrico, casas, gente que pasaba, animales que se colaban, elementos que no tenían relación con la época.

P.-Imaginemos que nosotras somos actrices de este corto, ¿cómo sería un día normal de rodaje?
R.- Cada día los miembros principales del equipo técnico se levantan un par de horas antes para ultimar los detalles. A continuación se encargarían de levantaros, ir a buscaros, vestiros, maquillaros y os desplazarían hasta el lugar de rodaje y, una vez allí, se haría un ensayo general.
Comenzaríamos a grabar sobre las 10 de la mañana y terminaríamos sobre las 15’00 o 16’00 horas y, con un poco de suerte, si la jornada fuera relajada, haríamos un parón sobre la 13,30, que os permitiría comer y todo. Pero lo normal era afrontar toda la jornada de un tirón.

P.-Queremos oír alguna historia divertida, porque tantos días de rodaje seguro que dan para mucho. ¿La anécdota?
R.-Os contaré alguna que en esos momentos no nos hizo tanta gracia. Resulta que por la noche, cuando finalmente conseguimos rodar una escena, nuestra furgoneta se quedó encallada en un pozo de barro, esperamos la ayuda en carretera, que era muy difícil que llegara, porque a ver cómo le explicas a la gente: «Oid! Venid a buscarnos en medio del monte, enfrente de un pino». Existen muchas más anécdotas, pero os las iré revelando cuando seáis más mayores.

P.- Y por último, ya que no tenemos aún la edad para oír tus batallitas, ¿qué consejo les darías a futuros cineastas?
R.-Mi recomendación para todo aquel que quiera iniciar su camino, ya sea en el mundo del cine, televisión, radio, todo lo que sean medios de comunicación es…
Os diré que es un camino muy difícil, pero muy bonito, aquí cada día es distinto; no importa que hayas preparado todo al milimetro, en un momento se puede venir abajo todo o al contrario salir bien en el último momento.
En este mundo se vive en la cuerda floja, cada día conoces gente nueva, aprendes cantidad de cosas.
Si queréis ser creativos y tener un trabajo en el que podrías llevar a cabo los sueños que tengáis en la cabeza, experimentar con todo, imagen, música, efectos…
Tenéis que hacer cómplice al espectador, eso es realmente difícil, pero tan bonito que cuando lo consigues es una gran satisfacción.
Algo que no puede tener otro oficio es, por tanto, el hecho de ser un contador de historias.

Trabajo original