Los niños y niñas de entre 9 y 10 años, de 4º curso de primaria del colegio Verdemar han elaborado cuentos con la propuesta de inventar una historia en la que fueron, ellos y ellas, protagonistas de una situación de pobreza y explotación laboral.

Dicho escrito fue ganador en el concurso de cuentos de la Marcha contra el trabajo infantil, a su paso por Santander.

Previo a la elaboración del cuento, los alumnos realizaron un trabajo de investigación sobre este tema. Se dividieron en grupos de cinco niños, elaborando cada grupo su cuento. Los cuentos fueron leídos en común, y de ellos se eligió el más apropiado. Después, se le añadió un final escrito por otra persona, que resultaba más idóneo. Para completar el trabajo, cada grupo realizó un dibujo del tema en láminas de gran tamaño; en total seis láminas.

CUENTO
LA VIDA CAMBIA

Yo me llamo Fernando y me crié en Argentina, he estado toda la vida en mi país y nací pobre.

Un día vino un señor y preguntó a mis padres si tenían hijos y les dijeron que en una semana volverían a ver si querían dejar a uno o dos para ir a trabajar con él.

A la semana siguinete mis padres, que eran muy pobres, dijeron que yo ya era mayor para enviar dinero a casa y me dejaron ir con ese señor.

Me llevaron con muchos más niños y niñas a una fábrica maloliente y nos pusieron a trabajar en un telar para hacer ropa.
Trabajamos 18 horas al día y al final por la noche teníamos las manos sangrantes de pincharnos tanto con la aguja.
Por el día nos daban un trozo de pan a cada uno, el cual devorábamos al instante.

Yo estaba cansado y quería volver con mis padres.

Pasó mucho tiempo, estábamos desesperados y queríamos irnos. Otros niños y niñas tenían tanto miedo que se escaparon, pero un capataz nos dijo que si lo intentábamos, tendríamos un severo castigo.

Un buen día, este capataz se fue a otra fábrica o nave de explotación de niños y nos dejaron abandonados. Entonces todos decidimos volver a nuestras casas.  Algunos intentamos ir por el bosque y vimos que se estaba bien. Seguimos por el camino y yo fui para mi casa pero estaba en ruinas y vacía, así pasó con casi todos los demás.

Cuando ya estábamos agotados nos encontraron otros hombres y nos mandaron a una mina a picar piedras.

Pasó el tiempo y ya para el verano de 1998, una marcha llamada «Global March» fue convenciendo al gobierno para que prohibiera la explotación de niños y niñas.  Pronto nos liberaron y ahora ayudo a un pastor y voy a la escuela.

Desde entonces he sido feliz y ayudo a los grupos que siguen trabajando para que en todos los países se acabe la explotación y trabajo de niños y niñas.

FIN
Autores y autoras: Niñas y niños de 4º B de primaria (9 y 10 años) del colegio Verdemar.

 

Trabajo original