Sobre los estereotipos que impone esta sociedad consumista tengo una opinión negativa. Me parece que es algo amoral ya que sin darnos cuenta nos están esclavizando.
Muchos pensarán que esta opinión es absurda y que no somos de nadie por el mero hecho de no trabajar explotados en casa de un amo. Pero no solo hay ese tipo de esclavitud que las constituciones de la mayoría de los países supuestamente prohíben. También existe una esclavitud en la que el amo es la sociedad y que si no se cumplen sus órdenes, quedas excluido y eres un bicho raro al que nadie se quiere acercar por miedo a que se contagie de rebeldía.
Pero, ¿y si seguimos esas órdenes que manda la sociedad?
Antes éramos bichos raros pero libres de pensamiento y con aptitudes diferentes al resto de la sociedad. Pero con la última cuestión formulada no seríamos libres.
Que la sociedad decide que las mujeres tienen que ser delgadas, pues todas las mujeres que ya son delgadas de por sí intentan adelgazar, las que están en término medio también pretenden adelgazar y las que tienen sobrepeso también siguen el ejemplo de las anteriores. ¿Qué ocurre cuando una mujer regordeta dice que prefiere estar gorda antes que seguir ese estereotipo creado por nosotros? Rechazo inmediato hacia ella, pero esta mujer sería libre aunque a la vez marginada.
Otro ejemplo que puede llegar más a los adolescentes y que entiendan y comprendan mi punto de vista:
Para ser popular (algo que quiere la mayoría de la juventud) tienes que vestir con unas marcas determinadas de ropa y fumar. Está totalmente comprobado que los líderes de los adolescentes llevan ropa cara y fuman y que los que no van así por la vida, por muy inteligentes que sean y muy buenas personas, son rechazados sin remordimiento alguno por la masa borreguil que siguen los estereotipos absurdos simplemente para que no piensen de ellos que son gente «anormal» y otra pregunta que realizo: ¿quiénes son los anormales de verdad?
Mi opinión es que son todas aquellas personas que visten igual y que actúan igual y que si miramos en el cerebro de cada uno, estaríamos haciendo un trabajo bastante monótono porque todos piensan igual y tienen las mismas ideas de rechazo hacia lo diferente.
Conclusión:
Cada persona es un individuo diferente y no tenemos porqué hacer lo que hacen los demás para intentar ser aceptados por la sociedad.