Michael y yo nos disponíamos a embarcar en el yate ‘NOA’ cuando un policía nos empezó a registrar. Nosotros nos extrañamos y le preguntamos por qué estaba haciendo esto si ya nos habían registrado antes. Nos dijo que toda precaución era poca para un yate de esta importancia, y se fue así sin más, sin dar más explicaciones. Michael no le dio más importancia pero yo no estaba muy tranquila, presentía que algo iba a suceder.
Nos tocó un camarote muy lujoso, claro era de esperar con el dinero que habíamos pagado por él. Guardamos toda la ropa en el armario y fuimos a cenar. Fue una cena riquísima, pero cuando nos disponíamos a regresar a nuestro camarote un loco nos empujó y nos caímos al suelo.
Michael se puso furioso y salió corriendo detrás de aquella persona. Yo intenté detener a Michael pero no pude. Pasaron tres horas y Michael no había regresado. Fui a la sala de mandos a buscar al capitán. Cuando logré encontrar al capitán me dio una trágica noticia: habían asesinado a Michael. No me lo podía creer, si yo lo hubiera detenido no habría pasado esto.
El capitán me pidió que fuera discreta para que los demás pasajeros no se enteraran de esta trágica noticia.
Yo no lo comprendía, cómo iba a callarme si la vida de todos los pasajeros podría estar en peligro.
Bueno hice caso pero no me iba a quedar así, decidí buscar al asesino y lo primero que hice fue acusar al loco que nos había atropellado, pero el capitán me dijo que no tenía pruebas para detenerlo y además era el presidente de un país.
Yo me quede blanca, pero seguí con mi intención de encontrar al asesino.
Escuche en la habitación de al lado que la próxima iba a ser yo. Cuando los hombres se fueron entre a la habitación y encontré la cartera de Michael. Fui a donde el capitán y se lo conté. El capitán detuvo al presidente y comprobó que era un espía de la mafia italiana. Y esto fue lo ocurrió en el Noa, y yo me quedé sin un buen amigo.