Nuevo capítulo del cuento iniciado por los alumnos del CP Mata Linares de San Vicente de la Barquera. Los elementos que proponíamos han cobrado vida, ¿te animas a continuar la historia?
Entraron en la cueva y allí vieron a los sapos Marcelino y Marcelón dispuestos a luchar con ellos con palos, pero les sorprendió mucho observar que no tenían palos y que les dijeron:
-Vamos a luchar con Chistes.-
-¿Con chistes? Pensaron los dos, aunque eran muy buenos contando chistes.
Empezaron los sapos:
-¿Sabéis en qué se parecen un árbol y un borracho?
-En que el árbol empieza en el suelo y termina en la copa, mientras que el borracho lo hace al revés.
Siguieron los niños:
-¿Quieres que te cuente un chiste al revés?
-Pues empieza a reírte.
Continuaron los sapos:
-Va andando una vaca borracha por el desierto, mira a su alrededor y piensa:
¡Anda si me he comido toda la hierba!
Y en ese plan siguieron los niños :
-Iban dos policías por la carretera y ven un coche por la calzada a más de 220 km./h y uno le dice al otro:
-¿No era a ese conductor al que le quitamos el carnet la semana pasada?- Y se pusieron a seguirle.
Cuando le alcanzaron le dijeron:
-¡A ver listo, el carnet! –
-¡No me digan que me lo han perdido!- respondió éste asustado.
Así les siguieron dos largos días de chistes hasta que a los sapos se les acabó el repertorio y los niños ganaron.
Cuando la familia salió, los muchachos se sorprendieron mucho porque no eran pulpos, sino una mujer y una chica.
Subieron a la superficie dificultosamente porque estaban muy cansados, pues llevaban dos largos días sin dormir y con la cabeza a punto de estallar.
Al llegar a la playa estaba esperándoles Octopus, con cara de alegría, y aún había más sorpresas:
¡¡¡plín!!!
Ahora Octopus era un verdadero humano de la edad de los padres de nuestros protagonistas.
Como esa isla era mágica, la cigüeña traía niños cada día y una maravillosa mañana la familia Octopus recibió ante su puerta a un monísimo bebé…