Estas líneas tratan sobre un artículo (Sueños rotos) que encontré en una revista llamada Dominical, en la que un periodista, Judah Parssow, describe en su diario la ciudad de Gaza en Israel. Cómo en una ciudad que ha sobrevivido a una guerra nuclear, la gente sigue haciendo su vida normal aunque viven en edificios que la mayoría se están cayendo.
Allí la gente vive pendiente de un hilo, porque según relata el periodista en ‘Sueños Rotos’ las cosas las hay a veces sí y a veces no, la electricidad, el autobús…
La ley la mantiene el ejercito israelí desplegando a sus soldados como centuriones en cada esquina.
La ciudad esta llena de ruidos y olores sobre todo en las zonas ocupadas que pasan un momento difícil. Pelotones de soldados atormentan a los ciudadanos paseándose por las calles y callejones, con un altavoz informando de las últimas directrices del gobernador.
En ‘Sueños rotos’ también había fotografías. Fotografías estremecedoras, aparecían niños tristes, con los ojos llorosos, con mala cara, mal vestidos…
Estas son las cosas que nadie quiere ver; la gente mira para otro lado, las ignora pero están ahí.
Y ¿De quién es la culpa?