Diario de un día en Orviz, un pueblo pueblo asturiano hasta el que se acercaron «mochila al hombro», los alumnos del colegio Verdemar.

Cargamos la mochila al hombro hasta el pueblo asturiano de Orviz. Impacientes por llegar, el camino no se hizo muy largo.
Esperaba encontrarme con un lugar oscuro, con apenas vida y con casas prácticamente en ruinas y deshabitadas.
Nuestro rumbo llegó a su fin y pudimos posar las mochilas al pie de un árbol.
Las casas eran grandes, unas menos que otras, nuevas, bonitas y dispersas por todo el pueblo. En la parte más rica se encontraba un caserón enorme, rodeado de grandes muros y altos cipreses.
Había una iglesia antigua, renovada pero todavía con partes viejas. Le acompañaba un pequeño y cuidado cementerio con muchos panteones.
La gente se dedicaba principalmente a criar ganado vacuno y caballar. También se encontraba allí un gran picadero de caballos y varios viveros de plantas.
En la vegetación abundaban las praderías verdes y floridas. La presencia de laureles, indicaba la buena temperatura en el pueblo.
Junto a la iglesia se encontraba un altísimo y robusto tejo centenario. Por su estatura podría decirse que tiene unos 1.000 años.
El pueblo está situado en un valle rico, protegido del viento y rodeado de montes.
De nuevo, cargamos nuestras mochilas al hombro y regresamos a casa.

Trabajo original