«Cuando era pequeña quería ser mayor, ahora que soy mayor, quiero ser pequeña». Esta frase ha marcado mi vida. La primera vez que se la oí decir a alguien, me impactó tanto que siempre he intentado disfrutar para nunca caer en ese error tan común que es el de la vida.
Aún sabiendo esto, cuando éramos pequeños, Pau y yo queríamos ser mayores, lo deseábamos, no sé por qué, pero era así. Ahora que hemos crecido, que Pau ha muerto, desearía ser pequeña para volverlo a ver.
Tampoco sé por qué Pau fue mi amigo siempre, quizás fue porque era especial, porque sus ojos brillaban de una forma tan distinta, porque era dulce, amable o simplemente porque me quería.
Siempre que podíamos íbamos a un bosque que había muy cerca de donde vivíamos para ver las estrellas, algo que nos apasionaba a los dos.
Desde entonces decidimos dedicarnos a las estrellas, aunque nuestro mayor deseo se nos ocurrió una noche de verano viendo a las estrellas, pero jamás volvimos a acordarnos de él.
El deseo era conseguir un pedazo de estrella para bordar sobre él nuestros nombres con hilo de oro, y guardarlo siempre en recuerdo de nuestra amistad. Juntos, Pau y yo, vivimos experiencias muy importantes que jamás podré olvidar: Vivimos juntos el primer día de colegio, el primer suspenso, el primer beso, es decir, vivimos juntos la vida. Por eso ahora que Pau ha muerto, siento como si una parte de mi vida se hubiese ido con él.
Aún hoy me pregunto por qué la vida me habrá quitado lo que más quería, la juventud y con ella a Pau.
El día que murió Pau me dijo que él quería que al morir me encargara de enterrarlo con una bovina de hilo. El otro día, pensando, me acordé de nuestro deseo. Estaba tan disgustada por haber olvidado nuestro deseo, que fui al bosque para pedirle perdón.
Cuando llegué, todo seguía igual que siempre, aunque las estrellas brillaban más que nunca, y justo encima de donde estaba enterrado Pau, había una carta, la más bonita que jamás me habían escrito. En ella Pau me contaba que ya había cumplido nuestro deseo, que me estaba esperando, pero que no tuviese prisa en llegar, que disfrutara de la vida.
Gracias a Pau he disfrutado muchísimo de la vida y ahora no me importa irme de aquí para volver a verlo.
Espero que entendáis que yo ya he disfrutado mucho de la vida y que ahora quiero seguir disfrutando, aunque ya no sea de la vida, sino de Pau.