Hace mucho tiempo había un pueblo en el que nadie sabía leer ni escribir. Un día llegó una chica en busca de un libro que le habían dicho que sólo lo encontraría en ese lugar, en la librería, pero que tuviese cuidado ya que se podría llevar alguna sorpresa. El libro aquel era muy importante, ya que lo escribió su padre que había fallecido. Pero lo que ella no sabía era que esas personas no sabían leer ni escribir. Lo mismo le pasó al hombre que puso la librería, al que el alcalde ordenó que cerrase la librería, ya que una librería allí abierta era una ofensa para los ciudadanos.
Entonces cuando la chica llegó y se puso a buscar la librería se encontró con una persona y ella le preguntó dónde esta la librería, y le dijeron que la única que había estaba cerrada ya que lo mandó el alcalde. Ella preguntó el porqué y la dijeron que como nadie sabía leer ni escribir el alcalde ordenó cerrarla. Ella se quedó asombrada ya que para ella era como un hobby.
Entonces decidió ir a donde el alcalde para que le concediese el permiso de poder enseñar a sus ciudadanos a leer y escribir. El alcalde no se opuso ya que le parecía buena la idea y así de paso aprendía él también. Entonces inmediatamente reunieron al pueblo en la plaza y les dieron la noticia de que aprenderían a leer y a escribir. Hicieron pequeños grupos, ya que al ser tanta gente no podía con todos a la vez.
Estuvo muchísimo tiempo en aquel pueblo ya que el reto y la promesa que se hizo era muy difícil, pero ella nunca perdió la esperanza. Después de mucho tiempo ella consiguió que todo el mundo pudiera leer y escribir correctamente. Finalmente como premio y recompensa el alcalde y el pueblo decidieron regalarle aquel libro que era para ella tan especial, por el esfuerzo y valor que tuvo.
Ella antes de marcharse les dijo que jamás dejasen de leer y escribir ya que es lo más bonito e interesante que podía haber en el mundo.