La liga de este año tiene más incertidumbre que nunca. Las ilusiones están intactas y, además, ahora sí tienen bases para sostenerlas por medio de sus fichajes.
Seguramente hay facetas por mejorar, pero se ha dado el paso definitivo para consolidar nuestro campeonato. Estamos ante una nueva situación en la que cada vez encontraremos menos opiniones contrarias a las realidades que se demuestran cada domingo en nuestros campos. Las estrellas españolas son ya conocidas y cotizadas en cualquier país, y los jugadores, que son lo más importante, creen que venir a España es una ventaja para su currículum. Los clubes consiguieron, a la vez que se nutrían de nuevas incorporaciones extranjeras, dos cuestiones: reconocer la valía de los nuestros en comparación con los extranjeros que venían y equiparar, justamente, los salarios, que hasta este momento eran marca entre unos y otros. Gracias a esta posibilidad se ha conseguido que el valor del jugador nacional aumente, demostrando que ha sido el auténtico protagonista del campeonato. La consolidación de nuestras estrellas demostró que el producto nacional está en la élite de Europa con toda justicia. Tanto es así que la mayoría de los equipos tuvieron que preparar una estrategia para impedir el éxodo de jugadores, ya que empezaron a ser los preferidos de sus aficiones, acostumbradas a idolatrar más al extraño que al casero. Esto, por fin, ha cambiado y ya es historia.
El espectáculo de los Alfonso, Guardiola, Raúl, Hierro… Ponían cada jornada el sello diferenciador en su manera de interpretar el juego, y levantaban la voz con sus botas para decir que estaban preparados y doctorados para los grandes proyectos. El sinfín de adjetivos que cada día se vertieron sobre ellos actuó como un resorte para lanzarles al máximo nivel europeo.
De cualquier manera, no sería justo olvidarnos de los que con su aportación de calidad dejaron su huella aquí, dejando su escuela como símbolo de la importancia de su historial futbolístico, y consiguieron atraer con justicia la admiración de los aficionados y la gratitud de los profesionales. Y es que si se viene a demostrar y enseñar el mejor camino, lo demás no es necesario. Rivaldo, Jarni, Finidi, Seedorf, Mijatovic, Roberto Carlos, y, por supuesto, Ronaldo son un claro ejemplo de ello. Jugadores de los que todos hemos disfrutado y que han demostrado su fama con creces, lo que es bueno para todos. Gracias a ellos, también.
En un análisis superficial, se ve que el ganador (Real Madrid) ha vuelto a ser uno de los favoritos, pero también hemos asistido a una revolución de los que, aparentemente, no «molestaban» tanto. Equipos como el Betis y el Deportivo serán serios aspirantes a cualquier competición.
La liga de este año tiene más incertidumbre que nunca. Las ilusiones están intactas y, además, ahora sí tienen bases para sostenerlas por medio de sus fichajes. Sí, es verdad que muchos equipos han empezado con mal pie (Sporting, Valencia y Salamanca), pero aún no se ha terminado la primera vuelta y creo que tenemos liga para rato.
También se ha conseguido acercar a los jóvenes al juego formando parte del mismo. Las aficiones, en su mayoría, van al fútbol a divertirse con la victoria de su equipo, pero si el rival juega bien, no tienen reparos en reconocerlo, como ocurriera en la última final de copa, donde los aficionados salieron reconfortados del espectáculo.
La escasez de incidentes en la anterior temporada hace que seamos optimistas en cuanto al entendimiento de la pasión por el juego, porque, como se ha demostrado, no es incompatible el ser gran aficionado de tu equipo con respetar los gustos del contrario.
El comportamiento general avala esta postura, y ojalá sea definitivo. Será clave reducir los errores. Entre los más llamativos está, una vez más, la constante destitución de los técnicos. Algo falla. Grandes proyectos, paciencia pequeña. Además, en la mayoría de los casos la solución no fue ningún bálsamo, lo que hace a la situación más injusta todavía.
Y un problema aún más grave: la escasa atención a las canteras, que ha dado como resultado el descenso de los tres filiales de la segunda categoría, y añadido a que no se ha producido ascenso alguno de segunda B, lo que supone un claro ejemplo del abandono. Este dato será más relevante a la vuelta de algunos años, en los que comenzará a verse afectada la selección española como resultado de la falta de recursos nacionales. No olvidéis que de nada sirve tener los mejores clubes y una selección vulgar, porque en el ámbito internacional sería un desprestigio grande, y no queremos tener la mejor liga del mundo con un equipo nacional regular.
Al margen de todo esto, nos disponemos a disfrutar de un nuevo espectáculo, donde todos los equipos de la Liga se han reforzado para satisfacer la demanda de sus aficiones. Esperemos que no las defrauden, al margen del resultado. Las sensaciones están siendo similares a las del año pasado, pero esta vez con una gran dosis de realidad después de saber que el trabajo ha sido duro y serio.
Al final del camino nos espera el Mundial, en el que nuestra Selección Nacional, ya clasificada, tiene puestas sus máximas ilusiones para el éxito definitivo que tanto llevamos esperando. Espero que disfrutéis del fútbol.