El kárate es la forma japonesa de una técnica de lucha sin armas, con las manos y los pies libres; es un método de ataque y de defensa que se apoya exclusivamente en la utilización racional de las posibilidades que la naturaleza otorga al cuerpo humano.
Consiste en un conjunto de golpes propinados ya sea por los miembros superiores (puño, mano, codo, antebrazo), ya sea por los inferiores (pie, rodilla); estos golpes se dan concretamente sobre unos puntos precisos y vulnerables (puntos vitales) del cuerpo del adversario o bien sobre el miembro, brazo o pie, con el que este último ataca; en este caso la técnica golpeadora consiste en un bloqueo, ya de por sí muy fuerte para el adversario, seguido inmediatamente por un contraataque decisivo, en general otro golpe.
En su forma característica, el Kárate es una esgrima de brazos y piernas, sirviendo ambas extremidades indiferentemente tanto para detener un ataque como para atacar. Se completa con unas técnicas de luxaciones, proyecciones y caídas. De hecho, el kárate comporta todos los medios para poner fuera de combate a un asaltante ya que nada (ningún golpe ni agarrón) está prohibido. No obstante, durante los entrenamientos, para que sea posible el ejercicio con un compañero, los golpes, aunque se efectúan con toda la energía, deben detenerse rigurosamente antes del impacto. Esta regla, y el hecho de que las proyecciones sean raras explican por qué el kárate practicado en sala no presenta ningún peligro para el organismo, a la vez que continúa siendo un deporte muy viril, pues las contusiones en los miembros son inevitables durante los combates sinceros.
El campeón del mundo de este deporte es J.M. Egea.