Meryl Streep (Summit, New Jersey, Estados Unidos, 1949) comenzó a interesarse por la interpretación siendo estudiante, lo que la llevó a ingresar en una escuela de arte dramático. Comenzó con una compañía teatral y llegó a actuar en Broadway. 

En el año 1976 pasó a la gran pantalla con Julia, protagonizada por Jane Fonda. Aunque ella tenía un papel secundario, recibió buenas críticas.
Gracias a una importante serie de televisión, Holocausto, su fama aumentó enormemente. La consagración se la dio un drama bélico El cazador, por el que consiguió su primera nominación al Oscar en 1978.

A partir de aquí su carrera ya estaba consolidada en Hollywood. Trabajó con Woody Allen en Manhattan, en 1979, e interpretó a la esposa de Dustin Hoffmann en Kramer contra Kramer, donde consiguió su primer Oscar (actriz secundaria) y un éxito de taquilla, al igual que sus siguientes filmes La mujer del teniente francés y Bajo Sospecha.

Meryl creaba una apariencia y unos caracteres acorde con cada personaje. Sus continuos papeles dramáticos, MAGISTRALES, aunque continuos, la llevaron a un encasillamiento.
Su segundo Oscar (mejor actriz protagonista) le llegó con una película de estas características La decisión de Sophia.
A raíz de esto comenzó a preocuparse, temía que la gente la considerara una actriz de películas lacrimosas y poco más. A partir de 1983 intentó cambiar de registro con películas como: «Silkwood, Enamorarse, Memorias de África, Se acabó el pastel, Tallo de Hierro, Un grito en la oscuridad, Postales desde el filo.

A comienzo de los 90, La muerte os sienta tan bien y La casa de los espíritus hizo pensar que su carrera estaba decayendo. Pero Los puentes de Madison, de Clint Eastwood, y Río Salvaje le devolvieron el esplendor perdido.

Decidió alejarse de estos altibajos y sólo realizó papeles secundarios y muy característicos de ella, como Antes y después, La habitación de Marvin o Cosas que importan. Música del corazón supuso el gran fracaso. 

Actualmente, intentando recuperar el esplendor de antaño, ha aparecido en Inteligencia artificial, Las horas y Adaptación.
No hace falta decir que doce nominaciones al Oscar avalan su trayectoria.

Creo que pese a ese encasillamiento en el que se vio envuelta debido a sus magníficas interpretaciones dramáticas es inigualable. La veo como la ACTRIZ con mayúsculas. Tiene la capacidad de expresar tristeza, soledad, lo que quiera con un solo gesto, pienso que su belleza dulce y serena, ha transmitido más valores en el cine que el mismísimo guión al que se ceñía.

Sin Meryl Streep el cine contemporáneo no tendría el rostro con el que expresar los sentimientos de los que está hecha la vida.

Trabajo original