Unas manos negras sesgaron
la ilusión de tu alma,
te dejaron sólo, perdido en la
desesperación de no comprender nada.
Hundido en la soledad y el llanto
preguntabas incesantemente el porqué de tanto dolor,
y ante la impasividad
y el vacío por respuesta,
decidiste cerrarte al amor.

Otras manos, pero estas abiertas,
apelándote para que te acerques a ellas;
otras manos, pero éstas cálidas y afectivas
también maltratadas ayer, pero deseosas de dar;
otras manos, las mías
llenas de sueños y de prometedoras caricias
déjalas acercarse y acompañarte en un dulce embeleso
unidas éstas a las tuyas, enlazados los dedos
déjalas que juntas construyan un sueño.
EGO.98

 

SIN TÍTULO

Tus pupilas se clavaron en las mías
y tu sonrisa hizo que de mis labios
aflorara otra sonrisa.
Nada importaba
ni la gente, ni sus palabras
sólo ese único e irrepetible momento.
Tú adivinabas lo que sentía,
tampoco yo trataba de ocultarlo.
La luz de tus ojos eclipsó
el comentario de alguien a quien no recuerdo.
Nada importaba..
Y entonces, por miedo a la verdad de lo que sentía
rehuí tu mirada.
Fue un instante de gloria
y una eternidad en mi mente
que recrea una y otra vez tu imagen
y de la que nunca se borrará
la belleza de tus ojos y ese dulce momento.

EGO.96

Trabajo original