El otro día me dirigía a la parada para coger el autobús. Eran las 7:30 horas y el termómetro indicaba -8º. Cuando llegué me encontré con una gran sorpresa. Dentro, en una de las esquinas, había un hombre tirado en el suelo con una simple y fina manta desde las rodillas hasta los pies.
Cuando le vi me asusté, pero pensé en el frío que había hecho esa noche y lo que aquel hombre, que minutos después me di cuenta de que era un vagabundo, estaba pasando. Llevan todo a cuestas, su vida y 5 o 6 bolsas. Suelen andar solos o con alguna mascota. Durante el día caminan y, a veces, se paran, sacan un pequeño bote y piden limosna.
Por las noches van al lugar que eligen para dormir, que suele ser un portal, un banco, plazas o, incluso, el suelo.
Por la información que hemos podido obtener hay muchas personas que hace más de 12 años que no prueban una cama. Según algunos doctores, el organismo sabe defenderse y se va adecuando a las circunstancias. Prueba de ello es que podemos ver a gente de 80 años que vive en la calle y que tiene mayor salud que la gente que vive en una casa y duerme en una cama.
Existen instituciones que tratan de cubrirles las necesidades elementales: alimento, techo, cama y baño. Son los albergues nocturnos y los comedores.
La mayoría depende de comunidades religiosas, con poco apoyo de organismos públicos. Los vagabundos se sienten como en casa, puesto que no es de su agrado ser marginados.
Bichicomes, vagabundos, pordioseros, pichis o mendigos son algunas de las formas de llamar a la gente de la calle. Por lo general se relaciona marginalidad con pobreza, el término marginalidad trasciende lo económico y llega hasta la historia de cada persona y su relación con otros.
Vivir en la calle, para la mayoría, parte de una crisis económica que a su vez desencadena otras, pero también hay casos de trastornos mentales y tragedias familiares.
Muchos de ellos se han quedado sin familia muy jóvenes. Otros tienen enfermedades incurables, por lo cual tienen poco tiempo de vida. También hay casos en los cual la gente no llega a fin de mes.
Ha sido muy duro hacer este trabajo puesto que hemos podido aprender las verdaderas historias de la calle.