Me llamo Kíko y soy un narval. Soy el macho dominante de un grupo muy numeroso. Los narvales son mamíferos que viven en los océanos, como los delfines, las ballenas, y otros muchos cetáceos. Vivo en el Océano Artico.

Nací en otro grupo diferente. Mi madre era la hembra más grande y fuerte de todas y mi padre era un enorme macho con larguísimo cuerno en la frente que sólo tenemos nosotros y que puede llegar a medir hasta tres metros. Era el jefe y a toda la manada la llevaba a los grandes bancos de kril o de pequeños peces. Cuando éramos crías, nuestras madres nos daban leche, pero a medida que pasaba el tiempo ya nos enseñaban a cazar. Al principio éramos un poco torpes pero, poco a poco, fuimos cogiendo práctica.

Mis hermanos y yo nos íbamos haciendo mayores y ya nos empezaba a salir el cuerno característico. Jugábamos a peleas igual que los adultos, pero no tan violentas, practicábamos para luchar por el mando de una manada cuando fuésemos mayores. Para nuestro padre ésto representaba un problema, así que cuando ya nos podíamos valer por nosotros mismos, todos los machos jóvenes fuimos expulsados de la manada excepto nuestras madres y hermanas que se quedaron.

Nos fuimos lejos del territorio de nuestro padre y todos mis hermanos y yo, que antes siempre estábamos juntos, nos separamos y no nos volvimos a ver, ni tampoco a nuestra manada. Yo estuve vagando unos años, solo por el océano; a veces me encontraba grupos de  narvales, pero todavía era demasiado joven para luchar por ellos. Cuando ya tenía suficiente fuerza y un gran cuerno con el que poder luchar, me puse en busca de una manada. En una de éstas me encontré con una bastante grande y con un macho ya viejo que estaba herido por alguna pelea o por el arpón de algún cazador, muy frecuentes por esa zona. Le reté y tuvimos una pelea bastante dura, la cual gané con relativa facilidad.

Ahora dirijo la mejor manada que pueda haber. Todavía me quedan muchos años de mando. Ya me han retado en varias ocasiones pero todos los que querían ocupar mi lugar han salido mal parados. Tengo todo lo que un narval puede desear.

Trabajo original