Aprovechando que la selección española sub-21 estaba concentrada en Puente Viesgo, y tras conseguir los permisos oportunos, decidimos ir a ver uno de sus entrenamientos en el campo de Vargas.
A las nueve y media, aproximadamente, salimos del instituto y tras unos veinte minutos a paso ligero llegamos a nuestro destino. Pero… ¿Cuál fue nuestra sorpresa? Todo lo que conseguimos ver fue la bota, suponemos, de un jugador que se dirigía a los vestuarios. ¡Qué fracaso!
Poco tiempo después salieron camino al autocar y decidimos recoger algunas firmas, pero he aquí otro problema, no teníamos papel. Entonces el muy conocido «Picha» sacó su «librillo» particular y por medio de «Chente» consiguió el autógrafo en una página de uno de los jugadores.
Poco tiempo después vimos a unos fotógrafos locales que no tenían cara de ser muy espabilados, y efectivamente no lo eran, porque con las prisas trancaron el coche con las llaves dentro.
Pero de nuevo el «Picha» con un método totalmente artesanal, y con la única ayuda de un cordón, consiguió abrir el vehículo bajo la atenta mirada de una patrulla de la Guardia Civil.
Pasado no mucho tiempo el autocar de la selección se fue, y nosotros nos dirigimos a un bar cercano a tomar un «café» para entrar un poco en calor.