El escritor José María Merino visitó el IES Valle de Camargo para celebrar con los alumnos una nueva cita con el programa ¿Por qué leer a los clásicos? El autor propuso a los estudiantes la lectura de la obra de Clarín ‘Doña Berta’. Pero antes de su llegada al instituto, realizaron una entrevista virtual con el autor de ‘Cuentos de los días raros’.

Pregunta.-¿Quién es José María Merino? Defínase como escritor.
Respuesta.-Creo que soy escritor porque, desde que era muy niño, fui un lector entusiasta, y descubrí en los libros un mundo paralelo. Como escritor, creo que intento seguir ayudando a que ese mundo no se desmorone.

P.- Ha publicado hasta ahora mucho y muy variado… ¿Cómo fueron sus inicios?
R.- A mi se me daban muy bien las redacciones escolares. Escribí poemas y relatos antes incluso de pensar en publicarlos. Publicar mi primer libro, uno de versos, me costó mucho. Con mi primera novela tuve la suerte de ganar un premio literariamente respetable. Yo creo que los inicios de casi todos los escritores, ver sus textos publicados, son difíciles. Pero el primero que tiene que creer en su obra es el propio escritor, y no desalentarse. Esta es una carrera de fondo, y requiere esfuerzo y constancia, como todos los proyectos difíciles.

P.- ¿Qué género le interesa más y por qué?
R.- A mí me interesan todos los géneros, la poesía, el ensayo –me gusta leer sobre ciencia, antropología, psicología- y la narrativa, sea novela o cuento literario. El cuento, el bueno, claro, me gusta mucho por su concisión, por su carencia de elementos superfluos. No hay cosa que más me aburra que el narrador prolijo, ese que te lo cuenta todo, todo. El cuento aborrece la prolijidad.

P.- ¿Qué le aporta la lectura? ¿Y la escritura?
R.- La lectura ha sido mi verdadera escuela de conocimiento del mundo, de los comportamientos, de las pasiones, incluso de algunas ciudades y territorios. La escritura es mi manera profunda de expresarme. No sabría vivir sin escribir, aunque también me gusten otras cosas.

P.- ¿Cómo ve al lector desde la posición del creador literario?
R.-
 Es una pregunta con muchas respuestas posibles. Si se refiere a mi posible lector, yo nunca pienso en él, escribo lo que me apetece y lo que me gusta. Si se refiere a los lectores literarios en los tiempos que corren, creo que son muchísimos más numerosos que cuando yo era joven, por ejemplo, pero que no están tan bien formados, aunque nosotros éramos autodidactas.

P.- ¿Qué le ofrece el contacto con los lectores?
R.- En general no me resulta muy enriquecedor. Creo que el lector recrea la obra escrita desde su personal perspectiva, que tal vez no coincide con la mía. Si contacto con los lectores, sobre todo con lo jóvenes, es para animarles a la lectura, para intentar convencerles de que en ella hay tesoros que es una pena que no se animen a descubrir, para colaborar en su proceso formativo.

P.- Lo último que ha publicado, Cuentos del libro de la noche, es una colección de microrrelatos, ilustrados por usted mismo… ¿Cómo nacieron los cuentos y las ilustraciones?
R.- Ya lo explico en el propio libro: la escritura de ese libro tiene mucho que ver con la noche y la duermevela, y en los dibujos he recuperado una afición de cuando era joven.

P.- A nuestro juicio, es un compendio de relatos de misterio, con un cierto humor negro, bastante ironía, reflexiones sobre el paso del tiempo y la muerte ¿Qué podemos salvar del mundo que nos rodea?
R.- Es un juicio interesante, aunque tal vez se podría añadir que también incluye algunos homenajes a la literatura universal. En cuanto a la pregunta, hay muchas cosas buenas que podemos salvar, pero lo primero que necesitamos es recordarlas, ser conscientes de ellas, valorarlas. Lo malo es que nuestra cultura está entregada a una amnesia terrible, a demasiada imaginería virtual, y yo temo que los jóvenes, que son el siguiente paso histórico, no se enteren de todo lo que pueden perder. Y lo acaben perdiendo, claro. Todas las conquistas humanas son resultado de muchas tensiones, de mucho esfuerzo. Si el esfuerzo decae, lo conquistado puede perderse.

P.- Hemos recogido un artículo suyo sobre ‘El arte de leer’ (El País, 2003). ¿Está de acuerdo con quienes afirman que se poco y mal? ¿Es posible recuperar el arte de la lectura en la juventud, si se ha perdido?
R.- Yo creo que la sociedad española es poco lectora, y de una sociedad de ese tipo no se pueden pedir milagros lectores. En mi época, lo que leíamos lo hacíamos a contrapelo, incluso frente a la desconfianza del sistema educativo. Los lectores éramos una especie de rebeldes. Creo que ahora, que hay tantos medios y la lectura ya no es sospechosa, falta darle a la literatura el espacio que verdaderamente merece y le corresponde en el campo educativo. Se lee poco, mal, y además no se afronta la necesaria la reforma de estructura del sistema.

P.- ¿Cuál es su clásico favorito? ¿Cuál nos recomendaría? Y, en concreto, de estos programas del Ministerio de Cultura, ¿qué opina?
R.- Ya he dicho otras veces que los libros se me presentan en bandadas, no puedo elegir solo uno. Puestos a citar desde los primeros que leí, recordaría por lo menos La isla del tesoro de R.L. Stevenson; Tom Sawyer, de Mark Twain; Los cuentos de Edgar Allan Poe, los cuentos de Lovecraft, los cuentos de Chéjov, El rojo y el negro, de Stendhal; El Quijote y Las Novelas ejemplares, de Cervantes; los cuentos de Isaac Dinesen, los cuentos de Clarín; David Copperfield, de Dickens; Fortunata y Jacinta, de Galdós; Felicidad Conyugal, de Tolstoi; La montaña mágica, de Thomas Mann, … y mientras hago esta relación me siento muy a disgusto, porque me gustaría citar muchas otros libros imprescindibles. Yo creo que cada uno puede encontrar SUS clásicos, si los busca… Lo siento, no puedo pensar en UN SOLO clásico favorito…
En cuanto a estos programas, creo que estimular la atención de los alumnos hacia la literatura, con el pretexto de la presencia de un autor, es una vía muy estimable de apoyo a la lectura, siempre que cuente con el interés decidido del profesorado.

Trabajo original