Este artículo es una breve reseña sobre la última nevada caída en Liébana, en la que se incluyen dos historias oídas en esos días en que el mal tiempo obliga a estar encerrado en casa.

Estamos a día 26 de enero y ha nevado bastante en Potes. Toda Liébana está blanca y en muchos pueblos se llega al medio metro de nieve.
En los colegios no hay casi niños y los que quedan no piensan más que en volver a casa. Parece que la nieve va a seguir cayendo en los próximos días y podemos aprovechar para contaros historias como estas en esos momentos en los que ya aburren otros entretenimientos:

Un buen día un paisano quiso hacerse una casa en un prado, preparó el terreno y cavó un foso para asentar los cimientos, al cavar notó que las herramientas chocaban con algo metálico y gracias a un detector de metales él, y un amigo que le ayudó, encontraron unas veinte monedas de oro, que repartieron alborozados.

Muchas puertas están cerradas porque es inútil salir a la calle, donde no deja de caer nieve, que la convierte en un espacio casi intransitable, lo mejor es seguir escuchando historias que cuentan la familia o los vecinos:

Hace ya muchos años en una fuente se encontraron dos monedas de oro semienterradas y alejadas la una de la otra. Los que las encontraron no se molestaron en buscar alguna más. Años más tarde, un chaval que había oído la historia encontró otra, de esta manera le picó el gusanillo e inició una búsqueda más exhaustiva, con lo que en el radio de un metro aparecieron hasta seis monedas más.

Así son las cosas en Liébana, rodeada de un cinturón de montañas que a veces nos llenan de nieve y que, muchas otras, nos protegen de fríos más intensos. Los niños se divierten con la nieve y la aprovechan para sus juegos, pero en ocasiones imposibilita el traslado de heridos y enfermos y provoca accidentes de tráfico.

 

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