Este alumno de Bachillerato realiza un divertido artículo en el que repasa la variopinta fauna escolar. ¿Crees que tus características encajan en alguno de los géneros de su original clasificación?
Dicen que está muy mal eso de clasificar a la gente, de encasillarla, de estereotiparla (o como se diga). Puede pero, ¿a quién no le gusta? ¿Quién no conoce al chuleta, al feo o al pelota de la clase?
Y lo que es aún más importante, ¿quién no se ha sentido identificado con un determinado estereotipo? Pues nada, que como nadie lo hacía, me he decidido yo a enumerar y explicar al menos las más importantes clasificaciones donde comúnmente encasillamos a nuestros colegas de clase (¡y profes!) en esta fauna escolar.
Así que, a pesar de que este artículo pueda traer consecuencias catastróficas a las aulas (y a mi expediente) he decidido realizarlo con el fin de informaros y, sobre todo, de pasar un buen rato.
Ocupémonos en primer lugar de las clasificaciones adjudicadas a los profesores, esos seres tan entrañables que hemos de soportar día tras día, y que tanto adoramos:
- El enrollao: Bien es cierto que quedan ya pocos de estos ejemplares pero, ¿quién no se ha topado con alguno? Podemos reconocerlos por su forma tan personal de tratarnos (siempre de tú, o de usted para vacilarnos) e incluso de moverse por la clase. Pero cuidado, estos individuos pueden pertenecer al mismo tiempo a alguno de los estamentos que veremos a continuación.
- El guaperas: suele ser joven, a menudo repeinadillo, y demasiado serio para su edad. No suele caer demasiado bien al alumnado masculino. No existen demasiados (que yo sepa).
- El pasota: la figura del profesor pasota suele estar relacionada con la del guaperas, si bien ésto no siempre ocurre. El pasota, al igual que el enrollao, suele tratar de tú al alumnado pero no les hace ni puñetero caso. Se dedica tan solo a soltar su rollo en clase, intenta faltar lo más posible y no tiene reparo en cargarse a cuantos haga falta.
- El aniquilador: (también denominado Terminator, Eliminador, Destructor, Inquisidor…). Son los que peor reputación suelen tener de entre todos los profesores. Se limitan a dar la clase sin permitir que exista el más leve sonido, suelen preguntar la lección todos los días y aprueban al 5 % de la clase (en el mejor de los casos), vamos, que arrasan con todo. Advertencia: aquí no suele funcionar el pelotilleo.
- El trisca: éste no deja decir una sola palabra durante sus explicaciones y constantemente nos acribilla con sus preguntas. Con frecuencia suele enunciar numerosos latiguillos o frases que no se cansan jamás de repetir.
Paso ahora a describir las características de las clasificaciones establecidas para los alumnos:
- El pelota: la figura del pelota se identifica muchas veces con la del empollón, aunque comunmente puede asumir este papel cualquiera de los otros. No es extraño verle quedarse cinco minutos al acabar la clase para hablar con el profesor (si este se lo permite y no se ha aburrido ya de él), trata siempre de usted a todos los profesores y suele preguntar cada medio minuto.
- El guaperas: este especimen suele ser siempre un creído que se cree que tiene en el bolsillo a todas las titis. Da mucha lástima porque todo el mundo se ríe de él.
- El marginado: suele ser el más feo de la clase y todo el mundo se ríe de él en cuanto se da la vuelta. No suele hablar mucho porque casi toda la clase le desprecia o simplemente le ignora.
- La lobona: tiene en su haber poderosas armas capaces de dejar atontado a más de uno. Siempre anda buscando ligue y recurre a los métodos más «rotundos» para conseguirlo.
- El gallo: es fácilmente reconocible por sus andares de pistolero, su mirada asesina y su boca mascando chicle. Habla poco para hacerse el interesante. Le gusta intimidar a los chicos y enamorar a las chicas.
Con esto doy por concluido el artículo. He tratado de ser lo más discreto, dentro de lo posible. Espero que sea del agrado de todos y que nadie se sienta ofendido (aunque me temo que eso va a ser muy difícil). De todas formas recordad que, aunque nos encasillen, siempre seréis únicos y diferentes. Hasta luego, Lucas.
NOTA: Durante las explicaciones se nombra tan solo al género masculino, aunque todas ellas son aplicables al sexo opuesto.