Consideren como el bueno y el feo a CiU y PSC. Es más, pongan cualquier calificativo a cada uno de estos dos partidos, pero permítanme calificar a ERC como el malo en la actualidad política. A partir de ahí, entiendan malo como ustedes quieran, malo respecto de sus fines: a los que se les tacha de insolidarios, egoístas y anticonstitucionales; malo respecto de su forma de jugar a esto de la política, pues probablemente haya visto a Dios cuando recibió nada menos que 652.196 votos de los electores catalanes, pero ni su política ni sus fines tienen nada de divinos.
A ERC se le ha concedido demasiado poder, y su líder Carod-Rovira lo ha tirado por la borda cuando se ha reunido a jugar a los independentistas con la cúpula de ETA. Esa reunión le costó su cargo de Conseller en Cap y para un gran número de público Español, toda su credibilidad como político. Aunque pueda parecer que el ERC es el partido de moda, de moda en cuanto a que ocupa portadas de periódicos (que no es que le alardeen precisamente). En realidad sus pretensiones y su ideología nos vienen presentadas bajo las mismas siglas desde hace unos 75 años.
La historia del partido comienza en el año 1931, cuando Jaime Aiguader funda el partido como resultado de la unión entre el Partido Republicano catalán de Lluis Companys, el grupo L´Opinió de Joan Lluhí y el partido Estat Catalá de Francesc Maciá. Así, con Francesc Maciá al frente del partido, se proclamó ganador de las elecciones y proclamó la República Catalana, en la que se recuperaban las instituciones de autogobierno y los derechos de lengua y cultura catalanes. La reacción del gobierno español fue decisiva al evitar que esta república llegara a hacerse nata. En vez de la proclamación de la república, ERC hubo de conformarse con la asignación de un estatuto catalán por parte del estado español. Este gobierno que hizo tal concesión nos deja un legado problemático y bastante conflictivo, como podemos darnos cuenta últimamente ojeando las portadas que ocupa el Estatuto.
Ya durante el periodo franquista el partido se ve disuelto; de hecho, de los 700.000 catalanistas del ERC la mitad se exilian y la otra mitad se ven encarcelados, fusilados o muertos en la guerra; así, parece que por unos cuantos años España se libra de cualquier tipo de negociación o concesión de una mayor autonomía hacia Cataluña. En ese aspecto, parece que el ambiente de represión impuesto por Franco tanto en España como en Cataluña elimina cualquier pretensión de independencia o autonomía.
Tras el periodo franquista, y ya de lleno en la transición, fue el último partido catalán en ser legalizado. En 1980 obtuvo representación en el Parlamento de Cataluña: fue Heribert Barrera, hijo de Martí Barrera quién fuera consejero de la Generalitat Republicana. Es oficialmente en 1989 cuando ERC se propone como principal objetivo la independencia de Cataluña, de esta manera gana aliados entre los catalanistas e independentistas, como por ejemplo el Frente Nacional de Cataluña, que se fusiona a ERC para iniciar un proceso de unión entre el independentismo catalán. Asimismo, en 1992 aprueba un estatuto de funcionamiento interno del partido, por el que pasan a ser objetivos clave, además de la independencia de Cataluña, la unidad territorial de la misma, la inclusión de este estado independiente en Europa, asi como el hecho de que toma una posición izquierdista y defensora del medio ambiente (de carácter pues también ecologista).
En 1993 parece que empieza a obtener sus primeros éxitos, en el ámbito local eso si, consiguiendo algunas representaciones en ayuntamientos de la comunidad. En las elecciones al Parlamento de Cataluña de 1999, obtiene sorprendentemente unos 300.000 votantes, consiguiendo 12 escaños, y en 2003 obtiene 23 representantes.
Respecto de las elecciones de España, es destacable que ERC obtuvo unos resultados realmente inesperados al situarse en unos 600.000 votos, y obteniendo 8 representantes cuando lo máximo que había conseguido era 1.
ERC colmó el vaso cuando su líder, Josep Lluis Carod-Rovira, se reunió con la cúpula de ETA para negociar una tregua y hablar sobre un posible abandono de las armas. Esto le costó sus cargo de Conseller en Cap de la Generalitat y asi mismo se vio sometido, no injustamente por cierto, a un panorama político bastante turbulento y a una especie de “linchamiento”, según él alego en su momento por parte de los medios de comunicación, como el diario El Mundo. Lo cierto es que una reunión no oficial con la banda terrorista ETA por la que se consigue una tregua sólo en el territorio Catalán suena un tanto extraña, básicamente por el hecho de que el negociante es catalán y, además, independentista; eso sí, el señor Rovira añadió que él no llegó a ningún acuerdo con los terroristas, pues iba en calidad de secretario de ERC y no de representante del gobierno Catalán.
Sus declaraciones en general no son nada acertadas, critica a los partidos españoles sin ningún miramiento y su actitud es bastante prepotente, en sus declaraciones en la entrevista que se le realizó en el suplemento de El Mundo hace una semana dejó joyitas como la siguiente: “Soy la bestia negra de la derecha y de algunos que se dicen de izquierdas, pero siguen teniendo una concepción medieval y uniformista de España”. A la pregunta de qué es España, responde: “Sinceramente, no lo sé”. Provocación, soberbia y sobre todo antipatriota.
Con todo, es de esperar que al final se consiga bajar los humos a estos independentistas, lo cual no parece para nada probable ante la actitud y el “talante” del presidente del Gobierno.