La trastienda del mundo del circo siempre esconde tristes historias que se diluyen cuando empieza la función. Una de las que más apena es ver tras las cortinas a un payaso triste.
Si habéis estado alguna vez bajo la carpa de un circo, seguro que conoceréis todas las atracciones. Los trapecistas, el domador de leones, el mago, los perros amaestrados…, todo me pareció maravilloso la primera vez que fui al circo.
Pero lo que más me impresionó fue la actuación de aquel viejo payaso. Sus continuas caídas, aunque provocadas, llegaron a darme pena. No obstante, fue su mirada apagada la que me hizo pensar: ¿Qué triste historia se esconderá detrás del maquillaje del payaso?
Yo le seguía admirando con mucha atención. Era un payaso muy raro, pero dentro de él había algo que sólo se lo guardaba para él. Yo me pregunté: ¿Vivirá solo? Era un payaso que no tenía corazón.