Con ‘El coche perfecto’ queremos mostrar el tipo de sociedad que tenemos y cómo mediante la posesión de un vehículo se nos puede clasificar. Podemos pertenecer a la masa que posee un coche viejo y pasado de moda… o pertenecer a la de los guapos y modernos que tienen deportivos y grandes coches de lujo.
¿Cuántos de vosotros habéis tenido que taparos los oídos mientras paseábais tranquilamente por la acera por culpa de algún sordo que circulaba con su coche con la música a todo volumen con las ventanillas bajadas en pleno mes de enero? Muchos, ¿verdad? Y, sinceramente, ¿cuántos de vosotros os habéis acordado de toda su familia? Seguro que más todavía. Así que si no queréis que vuestro vehículo sea el blanco de las iras de los convecinos, os vamos a explicar las cosas que NO deberéis añadir al equipamiento de vuestro automóvil.
Lo primero es diferenciar entre dos tipos bien distintos de coches horteras: Por un lado está el coche del abuelillo, o del padre de familia de costumbres un tanto anticuadas, que ha sido propietario del mismo coche durante los últimos 23 años y , por tanto, lo considera uno más de la familia. Existe incluso el caso extremo de considerarlo por encima de parte de la familia (sobre todo de suegras y cuñados) de manera que el sujeto sufre más cuando tiene que llevar el coche al taller que cuando operan a su suegra de un forúnculo… A la suegra la suele arreglar con un ramito de claveles y unos pastelillos, pero al coche…al coche hay que ir a visitarlo constantemente e inspeccionar cada operación que el mecánico (que por cierto no tiene ni idea de mecánica según tus propias palabras) pretender realizar debajo de tu capó. Tras ciento catorce advertencias acerca del cuidado que debe poner el mecánico suele perder su compostura y mandar a la mierda al cliente quien, muy indignado, acude al hospital donde está ingresada su suegra para comentar sus desgracias con el resto de la familia, a la que realmente le importa un carajo lo que le pase o le deje de pasar al viejísimo y vetusto cacharro.
Por otro lado está el jovenzuelo fardón con coche, bien nuevo. En este caso, el coche se ve sometido a un complejo proceso de transformaciones que harán de él un vehículo completamente distinto a lo que el fabricante sacó de su planta de producción. Estos coches suelen verse durante las noches de los fines de semana, que es cuando realmente su propietario puede sacarles todo el jugo que llevan dentro machacando al resto con los sonidos que emite.
Vamos a ver las características de cada modelito:
1.- Hay coches y coches. Hay coches que pasan absolutamente desapercibidos por la calle mientras que otros, de la misma marca, modelo y color hacen girar la vista de todo el que se cruza con ellos. Su conductor los conduce orgulloso, pensando en la admiración que despierta entre los paseantes, y el peatón los observa con pena debido a lo lamentables que resultan. Estos coches suelen llevar en la parte trasera dos tiras de goma negra con triángulos naranja fosforito que vayan desde los bajos hasta la carretera con el supuesto objeto de eliminar la electricidad estática. Una pegatina semitransparente de color azulado o naranja con el nombre de su pueblo que atraviesa de lado a lado la parte superior del parabrisas. La razón de ser de esta pegatina es desconocida, aunque algunos afirman que elimina el reflejo del sol. Faros antiniebla amarillos, con el cristal roto y desiguales con el resto del coche. Claxon que toca la diabólica cancioncilla de la cucaracha que no puede caminar. Pegatinas de espejito en los retrovisores para eliminar ángulos muertos.
En el interior, suelen estar decorados con un perrillo espantoso con la cabeza medio suelta y provista de un contrapeso, de manera que se menee al más mínimo movimiento del coche. Fundas de ganchillo en los asientos. En su defecto fundas de bolitas de masaje. Enorme espejo retrovisor sujeto con dos gomitas al que traía el coche de origen. Cuentarrevoluciones pegado al salpicadero en los coches que no lo incluyen de fábrica. Pomo de la palanca de cambios de resina transparente cuyo interior contiene una concha marina, una estrella, también marina, y un caballito (cómo no) de mar. Funda de polipiel con agujeritos para mejorar la sujeción del volante. Bolsito de cuero o en su defecto pareja de bailadores de flamenco colgando del retrovisor. Kit completo de meteorología para comprobar cuánto tiempo vas a tardar en asfixiarte en el interior del vehículo. Por último, y sólo si queda sitio, una brújula adhesiva en forma de pelota que flota en un líquido indescriptible indicando aparentemente el norte que parece haber perdido el conductor.
2.- Hay otro tipo de coches tremendamente desagradables de ver por la calle. Son los llamados coches «preparados», es decir, aquéllos que han pasado por un taller especializado para convertirlos en un alerón rodante de suspensiones rebajadas. Este tipo de coche lleva unas lunas tintadas como si el propietario tuviera alergia a la luz solar. Embellecedores por todas partes y pasos de rueda ensanchados por si hay que ponerle alguna vez las de un tractor. Enorme alerón trasero. Si no fuera del tamaño suficiente se pueden poner dos para asegurar el «efecto suelo». Luces tipo el coche fantástico en el radiador, aunque esto ya bastante pasado de moda. Toma de aire encima del capó para refrescar el potente motor. Llantas cromadas y extremadamente relucientes con ruedas de perfil bajo casi invisibles a la vista del no iniciado. Tubo de escape también cromado y de un tamaño como si hubiera sido robado de un trailer de 16 ruedas capaz de hacer un ruido del infierno. Luces azulinas con unas pegatinas en la parte superior de los faros.
En el interior se puede observar un volante deportivo de tres radios a juego con el color de la carrocería. Pomo de la palanca de cambios de aluminio. Asientos tipo baqueta que se adaptan al cuerpo como un guante. Extrañísimos cinturones de seguridad que salen de detrás del asiento como en la montaña rusa. Equipo de música ultra-potente lleno de lucecitas con un amplificador que ocupa los dos tercios del maletero.