Se llama Manolo Gómez López, de profesión enamorado. Enamorado de su mujer, de sus hijas, de sus amigos y de la gente, sea esta quien sea. Ha dedicado durante años, tiempo, dinero, esfuerzo e ilusión a impulsar el deporte de Torrelavega como medio para la educación de jóvenes. Primero como entrenador de La Paz y, posteriormente, como alma mater del Torrebasquet. Ahora está empeñado en educar con otro perfil y trabaja con presos de El Dueso.
Pregunta.- ¿Cuántos presos hay actualmente? Su baloncesto y su humanidad inundan desde hace meses las sombras de El Dueso, en un programa de reinserción de presos, que busca al hombre, desde la perspectiva de quien lo es en toda su dimensión. Hoy hemos abusado de su amabilidad para charlar con él sobre sus sueños y su presente.
Respuesta.- Hay aproximadamente 650 internos.
P.-¿Cuándo surgió este proyecto?
R.- La primera vez que se me ocurrió fue en el año 1988, desde entonces tenía esta ilusión. Lo que yo quería es ayudar a los demás, y esta es una buena manera, por eso no me importa el aportar el dinero que hace falta, ya que no es mucho y hay que compartir lo que podemos.
P.-¿Cuánto tiempo hace que se lleva a cabo este programa?
R.- Desde enero del año 2004, cuando entré allí con la idea preconcebida. Desde que yo empecé, hasta que tuve un grupo consolidado, pasaron meses y después comenzamos en agosto de ese mismo año.
P.-¿En qué es basa fundamentalmente esta actividad que realizas con los presos de El Dueso?
R.- En dirigir el entrenamiento de baloncesto que realizan, ya que yo soy el entrenador del equipo de baloncesto de este centro. Lo que yo intento dentro de este equipo es ayudarles a mejorar, tanto a un nivel personal como a nivel de equipo.
P.- ¿Se te ha presentado algún problema para realizar esta actividad?
R.- No, realmente no. El encargado de deportes, Antonio Gómez, también ha ayudado para realizar este proyecto.
P.- ¿Has tenido algún problema con los presos?
R.- El reglamento que tienen los internos no les deja maniobra para que surjan conflictos. Los únicos conflictos que podemos tener son porque tienen un distinto nivel físico.
P.-¿Puede participar alguien en este programa sin ser un preso?
R.- Es complicado, pero sé que en alguna ocasión alguna persona de fuera a realizado actividades en el centro, pidiendo un tiempo antes un permiso.
P.- ¿Siempre tienes a los mismos jugadores en el equipo?
R.- No, desgraciadamente es cambiante; y si no se coge a gente con condenas largas, los grupos cambiarían más a menudo. Por suerte, tenemos un pequeño grupo de 7 u 8 presos que son fijos, por así decirlo.
P.- ¿Se ha dado el caso de que algún preso se mostrara reacio a la idea del equipo en un principio?
R.- Sí, hay gente que se ha mostrado reacios pero luego se han sentido seducidos por el juego y hasta han entrado en el equipo.
P.- ¿Cómo han respondido los presos a este programa?
R.- Muy bien.
P.- ¿Pueden participar todos los presos que quieran en esta actividad?
R.- Pueden jugar los nueve que quieran, aunque ponemos una serie de normas como ir a entrenar dos veces a la semana. Y por suerte tampoco hay piques entre ellos, porque intentamos inculcar el sentido de la responsabilidad; aunque al principio discutían por cosas insignificantes como por pases de pelota o tiros a canasta. Además, cuando entra un preso con posibilidades para el equipo (altura), intentamos ficharlo rápidamente.
P.-¿Entrenan durante todo el año?
R.- Si, es una actividad continua. La competición es de octubre a abril. Bueno, entrenan todo el año a excepción del mes que yo viajo con mi mujer.
P.-¿Crees que les ayuda a su futura reinserción en la sociedad?
R.- No lo sé, la sociedad actual es muy cambiante y hay gente que no los aceptará por el único hecho de ser ex presidiarios.
P.- Entonces, ¿para qué les sirve?
R.- Esto les sirve para que puedan relacionarse con la gente de fuera, y liberarse un poco de ese régimen tan duro que tienen.
P.- ¿Cuál es la reacción que tienen los internos de El Dueso que participan al finalizar un partido?
R.- Es buena, y después de jugar un partido tenemos unos minutos para reflexionar. La semana pasada, por ejemplo, perdimos de cinco, y ellos estaban muy orgullosos, porque igual que luchan por la libertad, luchan por la victoria cuando están en los partidos. También agradecemos a los otros equipos que vienen de fuera que nos digan que el nivel ha ido aumentando y que haya gente que lo reconozca.
P.-¿Qué otras actividades pueden realizar los presos a parte del baloncesto?
R.- Para los presos también hay un grupo federado de fútbol sala, grupos que realizan sesiones de footing, hay presos que además realizan beisbol , y les hay que se entrenan en el gimnasio del centro.
P.- Charo, tu mujer, nos ha comentado que algunos presos que han tenido problemas con las drogas, han encontrado en esta actividad deportiva un “desahogo”, una distracción que les ayuda en cierto modo. ¿Cómo ha ido surgiendo el “cambio”?
R.- Por desgracia la droga es un problema que llevamos día a día. En el equipo, que somos 12, once han entrado en contacto con este mundo. Y aunque suene presuntuoso, puedo presumir de que he ayudado a gente a dejar este mundo y que han ido progresando, de modo que son ellos ahora quienes ayudan a sus compañeros; de hecho, ayudé a dos que ahora están en tratamiento de metadona. Tienen más sentido de la responsabilidad.
P.- Entonces, ¿la mayoría están en El Dueso por drogas?
R.- Sí, pero hay algunos que no. De los que están en El Dueso allí por drogas, algunos han robado para conseguir dinero con el que comprar drogas. Hay una frase que yo les digo para que sepan que les apoyo “no me importa su condena ni tampoco su delito”, ya que la sociedad siempre les recuerda por sus delitos. Pero hay algunos que incluso están estudiando o retomando sus carreras universitarias para cuando salgan, aunque tendrán más problemas para trabajar por el hecho de haber estado en prisión; uno en concreto ha preferido seguir estudiando antes de continuar jugando al baloncesto.
P.- Charo también nos ha indicado que habéis tenido la oportunidad de tener un preso canario en vuestra casa. ¿Cómo ha sido esa experiencia? ¿Os gustaría volver a repetirla?
R.- Ha sido una experiencia muy buena y que sí pensamos repetir pronto, yo animaría a la gente a probarla. Además me gustaría tener un piso para llevar a los presos y que puedan desarrollar una vida más o menos normal cuando les den sus permisos; que puedan tener una relación con gente de su edad, salir… y estar con más gente que la de los equipos de baloncesto que van.
P.-¿Qué pasaría si durante el tiempo que están fuera habría algún problema?
R.- Si habría algún problema el único responsable es él, no es competencia del centro ni de otra persona.
P.-¿Es sencillo llevarse un preso a casa?
R.- No, es complicado. La población reclusa tiene que tratarse y sólo pueden salir dos o tres días.
P.-¿A qué se dedica fuera de este proyecto en El Dueso?
R.- Afortunadamente, en mi profesión de banquero estoy prejubilado; por lo que tengo tiempo de AYUDAR A LOS DEMÁS.
P.-¿Qué es lo próximo que desearías realizar con los presos?
R.- Mi idea es intentar competir con otros centros (centros de Lugo o Salamanca que tienen equipos). Pero es complicado porque hay que estar pendientes del Consejo del centro penitenciario y hay que meditarlo y darle forma. Habría que tener otro factor, como alguna asociación de baloncesto; además no es sencillo sacar a los internos del centro, y es peor todavía si saben la fecha en la que van a salir, ya que podrían prepararse para evadirse. Dependeríamos mucho de los de traslado, necesitaríamos seguridad…
P.-¿Qué es lo próximo que te gustaría hacer para ayudar a los demás?
R.- Me gustaría irme al Congo. A un colegio que tiene allí nuestra congregación, y me gustaría introducir el baloncesto, específicamente entre los niños del colegio durante un mes. Lo más gratificante para mi, sería poder vivir esta experiencia.