El medio ambiente y las drogas son temas que preocupan a los alumnos de 6º de Primaria del CP Cisneros que han escrito cuentos con mensaje para concienciar a los lectores acerca de estos problemas.

ES IMPORTANTE RECICLAR
Por Maxim Burcovschi

Érase una vez un pueblo muy limpio donde la gente era muy cuidadosa. En el verano, cuando eran vacaciones, los jóvenes vinieron a ver a sus abuelos. Eran muchos chicos y chicas y no reciclaban nada. Compraban refrescos en latas, pipas, vino y muchas cosas más. Tiraban las latas en los lagos, por la calle… y decían “total por una lata”.

Cuando los lagos se inundaron de basura y ya no tenían agua la gente mayor vino y empezó a recoger la basura del lago, pero ya era muy tarde. La gente empezó a enfermar y algunos murieron. Los que murieron eran los viejos. Cuando se terminó esta enfermedad los jóvenes estaban tristes porque murieron sus abuelos, y empezaron a reciclar, para que no mueran sus hijos y ellos. Ya en ese tiempo los jóvenes sabían que es importante reciclar. Si no reciclaban se dañaría la salud.

EL DUENDE VERDE
Por Carmen Liaño Alegre

Había una vez un bosque en el que vivía el protector de la naturaleza: el duende verde. Estaba muy contento porque todo estaba muy limpio y reluciente a su alrededor. Un día un trasgo de un reino muy lejano vino para fastidiar al duende verde, su peor enemigo al que odiaba con todas sus fuerzas. Al día siguiente el trasgo se puso a ensuciar el río en el que habitaban los peces, pero uno de ellos asomó la cabeza para poder razonar con el trasgo. Como él era tan cabezota no quiso hacer caso a los peces y les empezó a tirar desperdicios que él mismo encontraba en los contenedores. Todos fueron a quejarse donde el duende verde y al ver que su peor enemigo había vuelto de los confines de la tierra a donde le había enviado, se enfadó tanto que ni le dio tiempo para pensar lo que iba a hacer. Cuando llegó le dijo al trasgo que se fuera ahora mismo de su bosque pero él no le hizo caso y se fue donde los osos, los animales más respetados del bosque que no eran muy amigables. Al ver que iba hacia los osos le cortó el camino por el que estaba andando con una sencilla avalancha de rocas enormes.
El duende verde creyó que había eliminado por completo al trasgo, pero después de un pequeño momento de entre las rocas surgió un pequeño brazo, una pequeña pierna y así hasta conseguir que saliera todo el cuerpo por completo. El trasgo no sabía qué hacer pero se le ocurrió una idea que nadie mejor que él podía hacer: atacar a la fauna del lugar, es decir, a las crías de los animales. Cuando todas las crías desaparecieron no sabían qué hacer respecto al asunto. De pronto a un conejo que pasaba por allí se le ocurrió un idea extraordinaria. Al cabo de un rato el trasgo decidió salir a tomar el aire fresco, el conejo entró en su guarida con los demás animales para sorprenderle. Cuando entró el trasgo le sorprendieron todos. El duende verde le atizó con un palo, le durmió y por último le envió a su país de origen. Desde aquel día el bosque vivió feliz y en paz.

LA AGENDA 21
Por Cristina Muñiz Jaén

Hace unos años en una ciudad vivían un niño y una niña. La gente no reciclaba, porque sólo pensaba en su comodidad. Cada día había menos bosques y la gente cada día gastaba más. A los dos niños les gustaba mucho ir al bosque que había en las afueras. Un día cuando llegaron al bosque vieron que habían quitado todos los árboles y estaban plantando eucaliptos para papel. Al lado del bosque, vivía un señor, ya mayor, que era amigo de los dos niños. Fueron corriendo a decírselo pero ya se había dado cuenta del problema. El señor les contó que había estado hablando con los jardineros y le dijeron que ellos no podían hacer nada. Los niños y el señor se fueron a la ciudad a contárselo a todo el mundo. Había gente que les decían que mejor, «así ganaremos más dinero», pero otra gente les contestaba «hay que hacer algo al respecto, esto no puede acabar así». Los chicos y el señor recogieron firmas y se fueron al ayuntamiento. Les contaron que harían todo lo posible. Pasada una semana recibieron noticias, ¡lo habían conseguido, no plantarán eucaliptos, y volverán a plantar los árboles autóctonos del bosque!

Los niños saltaron de alegría y se fueron a tomar algo. En el bar había gente borracha y obesa que no hacía más que comer y beber. Los niños y el señor se dieron cuenta de que tenían que hacer algo al respecto. Se fueron a casa de los niños y se fueron al ordenador, estuvieron una hora haciendo una página perfecta pero no les salía. Llamaron a sus padres para que les echaran una mano. Ya por la noche le dijeron al señor que se quedara a dormir en su casa. El señor, muy educado, dijo que no, pero ellos insistieron y se quedó. A la mañana siguiente los niños no fueron a clase porque era vacaciones. El señor y los niños volvieron al ordenador; pasada media hora la habían terminado, los padres de los niños se la corrigieron y la enviaron. Una semana después se fue notando el cambio. La gente que había leído la página empezaba a dejar de beber tanto y consumía menos comida basura. Los tres se dieron cuenta de que ellos solos no podian hacer más. Sus padres tuvieron una idea, formar una asociación para trabajar el medio ambiente, la salud y los valores, a través de los colegios: la Agenda 21.

EL SEÑOR QUE NUNCA RECICLABA
Por Sandra Miguens Diaz

Había una vez un señor que nunca reciclaba y un día cuando estaba durmiendo oyó algo. Subió al piso de arriba y vio un libro, y cuando le abrió en cada hoja había una frase pero estaba en otro idioma. Pasaron 34 días y al final lo descifró. Era una especie de idioma egipcio, lo leyó y ponía: “hay que reciclar, hay que ayudar”. El señor hizo caso y recicló, también ayudó y lo más importante es que aprendió la lección. Comprendió que los egipcios intentaban que todo el mundo reciclara y cuidase el medio ambiente. Así que fue a contarlo al museo, pero nadie le creía y tampoco reciclaba. Llevó el libro pero dijeron que lo había escrito él. Hasta que un día en Egipto se encontró un libro en una sala nueva que había descubierto un arqueólogo. Pasaron 34 días, al final lograron descifrarlo. Entonces le creyeron y todo el mundo empezó a reciclar.

BOCO, EL NIÑO-DROGA
Por Alejandro Ruiz Prieto

En un pueblo de Holanda, un niño llamado Boco de 14 años tenía una afición: las drogas. Su madre, que también se drogaba, no tenía un trabajo; la habían echado de cinco trabajos, dos pisos y un chalet por drogarse. Su padre murió en el ejército y su único hermano, el más listo de todos, fue el único de la familia que dijo que no a las drogas.
Boco odiaba a su hermano porque no se drogaba; pero un día el hermano mayor les fue a visitar, pero el hermano menor le dijo:
– Vaya vaya vaya, si es el niño mimado de papá.
– Deja las drogas, por favor, las drogas sólo llevan a la muerte, a la destrucción.
– Mentira, llevo un año tomando drogas y nunca me ha pasado nada.
– Hasta que te pase.

El niño menor le dio la espalda y entró en la casa. Al día siguiente, volvió el hermano mayor a hablar con el hermano menor, pero con otra persona.
– Hermano, sal un momento, aquí hay una persona que quiere hablar contigo.

El hermano menor salió y se asombró al ver a aquella persona.
– Papá, pero… ¿tú no estabas muerto?
– No hijo, estaba en coma, pero no muerto.
– ¿Pero qué haces con droga en la mano?
– Como estabas muerto y no lo podía aceptar, empecé a tomar drogas y no recordar esos momentos.
– Así que ya lo puedes dejar, ¿no hermano?
– Sí, se hará lo que se pueda, hermano.

Después de unos días, toda la familia vivió feliz y sin drogas.

Trabajo original