Los hombres trabajan en Bagdad a marchas forzadas en los ríos y charcas próximos a sus tierras. Construyen (entre otras cosas) barcos de madera, recubriéndolos con una sustancia negra, blanda y pegajosa que resulta impermeable. Es desconocido por la población, ya que nadie se percató de averiguar de dónde procedía, si les serviría para algo más que para recubrir sus barcos o simplemente si sería perjudicial en algún caso.
Esto le rondó por la cabeza a un joven de una localidad cercana al observar una charca repleta que denominaron como asfalto. Su superficie parecía manchada por completo de aquella capa que sobresalía de las aguas.
A un lado de la charca unos habitantes de Bagdad, revestían unas balsas de mimbre con asfalto haciendo que sus tripulantes no se mojaran en sus travesías.
El joven, llamado Brahim, continuó pensativo y siguió yendo a la charca continuamente para averiguar algo más sobre aquello tan extraño para él.
Algunos días después, una gran plaga de peste azotó varias localidades cercanas y los remedios parecían no llegar nunca. Brahim comprobó que el asfalto curaba las enfermedades derivadas de la piel, ya que, algunas personas infectadas por la peste mojaron su cuerpo en la charca y con gran estupor vieron que sus heridas se iban marchitando.
Nuestro protagonista cada vez más intrigado, supo que cuando este producto se quemaba, ardía constantemente y este fenómeno hizo que muchas personas decidieran «fumigar» sus casas de ratas, ratones, chinches y demás, que acabarían sucumbiendo al humo producido. Con este método algunas familias pensaron que eliminaban los malos espíritus portadores de enfermedades.
Pennsylvania (julio 1859)
Varias décadas después, familiares lejanos de Brahim intentaron seguir los pasos de la leyenda de su familia ligada a descubrir las incógnitas del petróleo.
Generaciones pasadas no consiguieron hacer de ella productible y en Pennsylvania se comentaba que un hombre conocido como «el Coronel Drake», excavó un pozo de 21 metros en Titusville, del que el 28 de agosto de aquel mismo año, manó el petróleo. Esto hizo que hubiese en Pennsylvania una gran fiebre por el petróleo y la tradición se mantuviera de padres a hijos hasta la fecha de hoy, teniendo pozos…