El ataque terrorista contra las Torres Gemelas de Nueva York, símbolo del poder financiero de Estados Unidos, fue seguido en directo a través de la televisión por todos los habitantes del planeta. El sorprendente ataque ya tiene consecuencias económicas y políticas en todo el mundo.
Nueva York ha sido atacada. Las torres gemelas están destruidas. Todo comenzó cuando a primeras horas de la mañana dos aviones de pasajeros secuestrados por terroristas se estrellaban contra las míticas torres gemelas de Manhattan, que quedaron convertidas en escombros.
El pánico se apoderó del país y los precios del petróleo se dispararon, la bolsa cayó en picado y fueron suspendidos los vuelos sobre el territorio americano.
En medio del pánico general, la aviación estadounidense admitió que había perdido el control de varios aviones mientras la fuerza aérea tuvo que derribar en Pensilvania otro avión secuestrado, a la vez que interceptaba otro en Camp David.
Poco después, otro avión secuestrado se estrellaba contra el Pentágono, centro neurálgico militar del país.
Muchas de las personas que estaban en las torres gemelas se murieron. Otras se tiraban por las ventanas. La gente no sabía qué hacer; todos estaban chillando como locos. Toda la gente estaba llorando, estaban asustados.
Este atentado afecta no solamente a los EEUU sino a todo el mundo civilizado, por lo que debemos unirnos en torno a la ONU y demás organizaciones internacionales.